Bueno. Al menos en un año y medio el
presidente de la República, Lenin Moreno Garcés, literalmente ha puesto al país
a marchar, aunque muchos medios de comunicación no lo registren.
Entre protestas con cierre de vías (como
las ocurridas en Imbabura y Carchi), la interrupción de la normal realización
de actividades cotidianas (como la protagonizada por los taxistas en Guayaquil)
y las recientes marchas de protesta que se tomaron el corazón de varias
capitales de provincia (como los universitarios en Quito, Cuenca y Loja), el
Gobierno ha puesto a movilizarse a grandes conglomerados en contra de la proforma
2019 que contempla varios recortes presupuestarios en entidades públicas.
El sector que más ha intentado explicar al
Régimen sus errores conceptuales ha sido el de la educación pública, laica y
gratuita. Tal como está la proforma en la Asamblea Nacional, se ejecuta un
recorte de 145 millones de dólares para el presupuesto de las universidades públicas
en el ejercicio 2019, -un recorte mínimo si se compara con lo que el Estado ha
dejado de recibir por la remisión de intereses a los deudores del sector
privado- y la única pedagogía que le queda al sector educativo es la protesta
pública, la marcha inicialmente pacífica y el activismo digital.
Así, esta semana ha sido de protestas y
quienes se han llevado la posta han sido los estudiantes universitarios que se
han hecho escuchar con fuerza.
En un intento por menguar el estado de
inconformidad con el que el Gobierno ha puesto espontáneamente a marchar a
muchos ecuatorianos, el lunes anterior el Ministerio de Finanzas reunió a la
mayor cantidad de rectores de Universidades Públicas para ofrecerles regresar
todo al estado anterior: es decir al estado “no hagan olas, que nos ahogamos”.
Pero me parece que ya es un poco tarde para detener la rueda, así blinden la
Plaza Grande.
La inconformidad no es solamente por el
incremento del precio de la gasolina, que ya fue, sino por la reciente
anunciada revisión del subsidio a la gasolina Eco País –la de mayor demanda- y al
diésel; también por la no creación de puestos de trabajo -250 mil por año- y un
estado permanente de incremento del desempleo; además por el estado de inercia
con el que intenta sobrevivir la salud pública; asimismo por la política
extractivista que ofreció rever; igualmente por un Consejo Nacional Electoral
roto, como la prueba más visible de que las cosas no se pegan únicamente con
baba transitoria.
Y así, en el camino se han ido acumulando
muchas, muchísimas deudas que van poniendo al Gobierno en una posición
desfavorable frente a sus mandantes. Tiempo record para que los estudiantes
universitarios -ninguno de ellos ha estado presente en una jornada de protesta callejera-
hayan tomado la decisión de defender la educación gratuita y de calidad, como
lo hicieron sus padres en los excelsos tiempos de la partidocracia.
El ingreso a una etapa electoral de medio
periodo terminará por poner su cuota en el actual “estado del arte” de la
política ecuatoriana. Sin embargo la esperanza seguirá en los universitarios:
políticos en disputa por sus futuros inmediatos, no podrán contra estudiantes vigilantes
por su futuro mediato.