La conclusión era fría y contundente: con las fuentes no hay que "chupar". Horas antes a este comentario, un policía y un periodista de televisión murieron envenenados en un "confuso incidente" en el que estaban involucradas dos mujeres. Al parecer, el licor envenenado estaba dirigido al Policía, pero el periodista pereció por una inoportuna visita a esa fuente informativa, en la que le aceptó un vaso con el letal trago.
Se me vino a la mente este capítulo de la turbulenta vida de Guayaquil, porque revisando la prensa la otra mañana se publicó, al estilo "prensa rosa" un alaja artículo sobre la fiesta de un mayor de policía en la que departieron varios periodistas hasta altas horas de la madrugada bajo la amenaza del homenajeado de "el que sale se va preso".
En realidad resulta exagerado pensar que siempre que uno acepte algo de las fuentes pueda resultar evenenado, pero sí contaminado. Creo que es mejor mantenerse al margen.
Hay que enviar señales claras a los nuevos periodistas, a esos reporteros que no quieren ser precisamente de farándula, que es ético no "acostarse con la fuente", que para construir credibilidad se deben guardar las distancias.
Los manuales de estilo de diarios serios prohiben a sus reporteros aceptar donaciones, tratos preferenciales, regalos, etc.
Porque como dice el periodista argentino Martín Caparrós: "Hay que estar lo suficientemente cerca de la fuente como para que te de información, pero lo suficientemente lejos como para publicar esa información".
Y usted ¿qué opina?
No hay comentarios:
Publicar un comentario