martes, diciembre 20, 2005

Ley de acceso a la información, el artículo siete

La Ley Orgánica de Transparencia y Acceso a la Información Pública está vigente en el país desde mayo de 2004, con el objetivo de transparentar la información de las instituciones públicas, las ONGs y las entidades privadas que reciben aportes económicos del Estado.
De los 25 artículos y seis disposiciones transitorias que la conforman, el más sensible es el artícilo siete, que obliga a los involucrados a tener una página WEB donde se visualice la información relacionada con la institución, su organigrama, detalles de manejos financieros, contratos, sueldos, etc.
La Ley la deben cumplir todos, y es nuestra obligación conocerla.


Art. 7


Difusión de la Información Pública.- Por la transparencia en la gestión administrativa que están obligadas a observar todas las instituciones del Estado que conforman el sector público en los términos del artículo 118 de la Constitución Política de la República y demás entes señalados en el artículo 1 de la presente Ley, difundirán a través de un portal de información o página web, así como de los medios necesarios a disposición del público, implementados en la misma institución, la siguiente información mínima actualizada, que para efectos de esta Ley se la considera de naturaleza obligatoria:

a) Estructura orgánica funcional, base legal que la rige, regulaciones y procedimientos internos aplicables a la entidad; las metas y objetivos de las unidades administrativas de conformidad con sus programas operativos;

b) El directorio completo de la institución, así como su distributivo de personal;

c) La remuneración mensual por puesto y todo ingreso adicional, incluso el sistema de compensación, según lo establezcan las disposiciones correspondientes;

d) Los servicios que ofrece y las formas de acceder a ellos, horarios de atención y demás indicaciones necesarias, para que la ciudadanía pueda ejercer sus derechos y cumplir sus obligaciones;

e) Texto íntegro de todos los contratos colectivos vigentes en la institución, así como sus anexos y reformas;

f) Se publicarán los formularios o formatos de solicitudes que se requieran para los trámites inherentes a su campo de acción;

g) Información total sobre el presupuesto anual que administra la institución, especificando ingresos, gastos, financiamiento y resultados operativos de conformidad con los clasificadores presupuestales, así como liquidación del presupuesto, especificando destinatarios de la entrega de recursos públicos;

h) Los resultados de las auditorías internas y gubernamentales al ejercicio presupuestal;

i) Información completa y detallada sobre los procesos precontractuales, contractuales, de adjudicación y liquidación, de las contrataciones de obras,
adquisición de bienes, prestación de servicios, arrendamientos mercantiles, etc., celebrados por la institución con personas naturales o jurídicas, incluidos concesiones, permisos o autorizaciones;

j) Un listado de las empresas y personas que han incumplido contratos con dicha institución;

k) Planes y programas de la institución en ejecución;

l) El detalle de los contratos de crédito externos o internos; se señalará la fuente de los fondos con los que se pagarán esos créditos. Cuando se trate de préstamos o contratos de financiamiento, se hará constar, como lo prevé la Ley Orgánica de Administración Financiera y Control, la Ley Orgánica de la Contraloría General del Estado y la Ley Orgánica de Responsabilidad y Transparencia Fiscal, las operaciones y contratos de crédito, los montos, plazo, costos financieros o tipos de interés;

m) Mecanismos de rendición de cuentas a la ciudadanía, tales como metas e informes de gestión e indicadores de desempeño;

n) Los viáticos, informes de trabajo y justificativos de movilización nacional o internacional de las autoridades, dignatarios y funcionarios públicos;

o) El nombre, dirección de la oficina, apartado postal y dirección electrónica del responsable de atender la información pública de que trata esta Ley;

p) La Función Judicial y el Tribunal Constitucional, adicionalmente, publicarán el texto íntegro de las sentencias ejecutoriadas, producidas en todas sus jurisdicciones;

q) Los organismos de control del Estado, adicionalmente, publicarán el texto íntegro de las resoluciones ejecutoriadas, así como sus informes, producidos en todas sus jurisdicciones;

r) El Banco Central, adicionalmente, publicará los indicadores e información relevante de su competencia de modo asequible y de fácil comprensión para la población en general;

s) Los organismos seccionales informarán oportunamente a la ciudadanía de las resoluciones que adoptaren, mediante la publicación de las actas de las respectivas sesiones de estos cuerpos colegiados, así como sus planes de desarrollo local; y,

t) El Tribunal de lo Contencioso Administrativo, adicionalmente, publicará el texto íntegro de sus sentencias ejecutoriadas, producidas en todas sus jurisdicciones.
La información deberá ser publicada, organizándola por temas, ítems, orden secuencial o cronológico, etc, sin agrupar o generalizar, de tal manera que el ciudadano pueda ser informado correctamente y sin confusiones.

jueves, diciembre 08, 2005

El premio del periodista es su trabajo

¡El premio Rey de España! ...fue la frase que lanzó, con su vozarrón de locutor de radio, uno de los asistentes a un curso taller que la Fundación EL UNIVERSO había organizado a mediados de este año con María Teresa Ronderos, en ese entonces editora general y actual asesora editorial de la revista colombiana Semana.
Así el cursante quería dejar en claro que sí es un profesional informado, y que sabía la respuesta a la pregunta que otro de sus compañeros le había formulado a Ronderos: cuál ha sido el mayor premio de periodismo que ha logrado en su vida.
María Teresa entonces le aclaró que no, que el mejor premio de periodismo no fue el Rey de España, sino el desenlace que tuvo un reportaje sobre un colombiano secuestrado por la guerrilla, y cuya familia lo creía muerto.
Su mejor trofeo fue asistir al reencuentro de esa familia con la esperanza de saber que aún podía recuperar a su padre... El premio del periodista es hacer bien su trabajo.

En uno de los tantos diálogos en los que nos apasionamos con algunos compañeros de EL TIEMPO (haciendo una pausa en medio del vértigo, como recomienda nuestro amigo Rubén Darío ) abordamos el tema de si un periodista debía participar en las convocatorias a concursos que andan por allí, algunas desprestigiadas y otras con evidente conflicto de interés (no se si ITABSA, paradógicamente una de las pocas entidades que se preocupan de la capacitación permanente de los periodistas, premiaría un trabajo sobre lo dañino que es fumar), o deban ser las instituciones periodísticas las que busquen permanentemente los trabajos bien elaborados para reconocer a sus autores.
La World Press Photo, por ejemplo, se ha constituido en uno de los más importantes eventos de reconocimiento al trabajo de fotoperiodistas, solo que -como dice una crónica de Manuel Falces en El País Semanal- "...las contradicciones que tiene en su seno este prestigioso premio vienen no de las imágenes duras y desgarradoras, sino de su propia financiación. El World Press se ha sustentado económicamente de empresas multinacionales, cuenta con el patrocinio de la línea aérea holandesa KLM o de la firma Kodak -que dicho sea de paso, cantan las excelencias de sus productos patrocinando las fotos."

Personalmente creo que con ciertas convocatorias se corre el riesgo de tentar al periodista joven, sobre todo, de centrar su atención en cómo conseguir el próximo premio y reconocimiento en lugar de hacer bien su trabajo, con vocación de servicio...
Este afán puede incluso llevar inconcientemente a forjar determinadas noticias o temas, sin la rigurosidad de la verificación o lo que es más grave, inventar historias, situaciones, ambientaciones.
Citemos el ejemplo de Janet Cooke y El mundo de Jimmy, expuesto en el libro Por un periodismo independiente, de Eugenie Goodwin: el Washington Post devolvió un premio Pulitzer en 1981 en la categoría Redacción de notas y variedades, porque Cooke creó un dramático relato de un adicto a la heroína de ocho años de edad.
El artículo comenzaba así: "Jimmy tiene ocho años de edad y es un adicto de tercera generación a la heroína; es un bello muchachito de cabello color arena, ojos castaños aterciopelados y marcas de inyecciones que motean la suave piel de infante de sus bracitos morenos."
La historia conmovió tanto a los indignados ciudadanos, que el propio alcalde de Washington, Marion Barry, ordenó a la policía la búsqueda del niño para brindarle atención social. Acosada la reportera, apeló a la protección de la fuente, pero no le duró mucho; más fue la presión por el interés de ayudar al niño. Pese a que "desapareció" a Jimmy y su familia, fueron otras mitomanías de Cooke las que le delataron y llevaron a admitir que el personaje fue creado en su imaginación en base a datos que trabajadoras sociales le habían proporcionado sobre los adictos a la heroína. El diario devolvió el premio y ofreció disculpas a sus lectores.

Ahora bien, este es un caso extremo. ¿Qué pasa con el día a día?
Un reconocido periodista del diario El Mercurio de Cuenca, en una conversación iracundo reclamaba porque a su criterio para la entrega de premios Jorge Mantilla Ortega, que promueve anualmente Diario El Comercio y para los cuales hay que postularse, se debía anticipar el género en el que convocaría "para poder preparar un artículo con ese género..." Afortunadamente dos periodistas mucho más jóvenes le aclararon que un periodista profesional debe escribir no pensando en los premios, sino en la responsabilidad de comunicar. Y si por eso recibe un premio bueee...

A eso me refiero cuando me alerto sobre el riesgo de que el trabajo se convierta en una especie de fijación por "arrasar" con todos los premios de periodismo habidos y por haber, a cualquier nivel. Javier Darío Restrepo, maestro colombiano y especialista en el tema de la ética que mantiene un consultorio en el portal de la Fundación por el Nuevo Periodismo Iberoamericano
http://www.fnpi.org/ , dijo alguna vez en uno de sus talleres en Cartagena de Indias que eso de los premios lleva al periodista a levantar en su vivienda una especie de Muro de las Vanidades: aquel espacio de la sala dedicada a soportar el peso de las fotografías con los famosos, los diplomas por su compromiso con tal o cual institución, los títulos alcanzados...las constancias de los premios...
¿Y el premio al trabajo bien hecho?
El mismo Restrepo lo admite en su libro Etica para periodistas, cuando recuerda que "la intención sensacionalista y morbosa" de cierta prensa por explotar, por ejemplo, la vida privada de las personas conciente o inconcientemente con el beneplácito de los actores sociales, no alcanza réditos. "Ninguno de estos modelos de periodismo morbosamente explotador...adquiere reconocimiento público ni recibe premios de periodismo sino que se toma como un mal necesario y de poca trascendencia que solo deja huella duradera de un mayor desprestigio de la profesión. El periodista que trabaja en función de esos valores...tiene ante todo un buen objetivo: conseguir una buena cantidad de dinero por su "chiva", pero no demostrar buena calidad profesional".

Pero no todo está mal. Los premios de periodismo motivan también la excelencia; lo sensible del tema está en identificar la delgada línea que separa a esas dos motivaciones: la búsqueda de la excelencia, o del prestigio y la ambición personal.
¿Qué piensa usted?