miércoles, marzo 21, 2007

¿Por qué Toyota es Toyota?


Simple: porque hay periodistas dispuestos a escribir cualquier cosa a cambio de un viaje a Japón o Venezuela, con todos los gastos pagados.
Por qué Toyota es Toyota es un concurso que una agencia publicitaria lanzó al interior de las salas de redacción de diarios, revistas radios y canales de televisión.
La estrategia: responder a la pregunta ¿Por qué Toyota es Toyota?
El objetivo: valerse de la credibilidad de los medios para que sean esos mismos medios quienes, cuando el artículo esté publicado, sean los que asuman ante sus audiencias las razones de por qué Toyota es Toyota, claro con textos forzados por la premura de ganarse el premio.
¿Cómo involucrar no solamente a los periodistas deseosos de viajar gratis a Japón o Venezuela, sino también a los medios?
Pues a más de la convocatoria, se remitió una carta a los directores de los medios de comunicación para que motiven a sus periodistas a participar, y a cambio la agencia de publicidad “pautaría” el artículo de esos periodistas en los medios a los que pertenecen. Es decir se tendía el gancho de “su periodista escribe y nosotros le pagamos la publicación de su periodista”. Así, el periodista gana, el medio gana, la agencia gana, y Toyota gana.
Los grandes perdedores: la INDEPENDENCIA y la ÉTICA

Cuando la convocatoria llegó a la redacción del diario en el que soy editor general, esbocé una sonrisa y pensé en la máxima del maestro Ryszard Capuscinski: “los cínicos no sirven para este oficio”.
Pero cuando revisé las revistas Diners, Soho, National Geograpihc, y otras donadas a la redacción, como Anaconda, en sus páginas estaba el ansiado artículo de por qué Toyota es Toyota.
Y no es que tenga nada contra Toyota, sino que realmente desconcierta saber que hay periodistas dispuestos a decir cosas como “…cuando uno se siente satisfecho y con sus expectativas cumplidas experimenta una sensación inigualable, algo que lo puede explicar solamente quien tiene un Toyota. Por eso un Toyota es un Toyota…” o “En Toyota se fabrican vehículos convencidos de que cada día se deben depurar los procesos para que estos sean menos contaminantes…”

Para confrontar esta hilarante historia, recurro a una experiencia expuesta en el libro “Por un periodismo independiente, Cómo defender la ética”, de Eugenie Goodwin:
Don Bluhm, reportero del Milwaukee Journal, realizó una serie de artículos sobre la recuperación de México en la parte turística, tras el terremoto de 1995. Dos meses después de publicados los trabajos, le llegó una convocatoria a un concurso sobre “artículos de prensa sobresalientes que contribuyan a clarificar la imagen de México”. Bluhm presentó sus artículos y ganó el segundo lugar: 12.500 dólares; 12 y media veces más de lo que un ganador de un Pulitzer recibe en los Estados Unidos.
Los editores del Milwaukee Journal investigaron a los patrocinadores del concurso y los identificaron: el Secretario de Turismo de México, los presidentes de dos organizaciones nacionales de viajes y el presidente de una cadena de hoteles de México. Entonces, editores y periodista en conjunto llegaron a la siguiente conclusión: “Un concurso orientado a la promoción del turismo en México asume la apariencia de un conflicto de interés que compromete la credibilidad de periódico”. Decidieron devolver el premio.

Y aunque Bluhm, que se quedó sin el dinero pero con su ética y credibilidad intactas, nunca llegue a tener un Toyota, y por ello tampoco descubrir por qué un Toyota es un Toyota, sí sería importante saber de todo esto…

¿usted qué piensa?

martes, marzo 20, 2007

Prensa crítica y prensa en crisis

Rubén Darío Buitrón

Una prensa crítica es responsable. Contribuye a la construcción de un país democrático, diverso, consensual, reflexivo, analítico y tolerante. Junto a sus audiencias lucha contra la corrupción y contra quienes están detrás de ella (partidocracia, poder económico, intereses estratégicos internacionales, ciertos sindicatos, cierta fuerza pública, cierta jerarquía religiosa).
Una prensa en crisis es irresponsable. Contribuye al analfabetismo político de la sociedad, a la desazón general, a la espiral del caos, a la violencia, a la pérdida de credibilidad en las instituciones, al desprestigio de las ideas sociales, a la satanización de la política y los políticos, a la insensibilidad humana, a la frivolidad, al humor burdo.
Una prensa crítica pone en escena los problemas del país con serenidad, calidad y profundidad. Es equilibrada e inteligente. Contextualiza los hechos, intenta ubicarlos en su real dimensión, muestra antecedentes y consecuencias, investiga cada detalle, no es ingenua, no cae en la trampa de los maquiavélicos con máscara de víctimas.
Una prensa en crisis pone en escena los problemas del país sin pensar en los graves efectos sociales que puede generar una información mal hecha, escandalosa, prejuiciosa, sin equilibrio, con fuentes no confrontadas. Su agenda y su distribución temática tiene una prioridad: hacer daño o ganar raiting.
Una prensa crítica no se deja manipular ni influir. No se considera “cuarto poder” ni intenta dar lecciones de conducta a la sociedad. Es, antes que crítica, autocrítica: reconoce sus errores, trabaja en sus limitaciones, acepta observaciones, no se cree infalible y está en permanente renovación de sus valores democráticos, cívicos y éticos.
Una prensa en crisis se deja manipular e influir. Se considera “cuarto poder” y desde el punto de vista de las excluyentes elites económicas y políticas intenta dar lecciones de conducta a la sociedad. No es autoanalítica, no reconoce sus errores, se cree intocable y olvida que la credibilidad tiene directa relación con sus valores democráticos, cívicos y éticos.
Una prensa crítica hace pedagogía social. Educa. En ella se reflejan los ciudadanos para debatir con franqueza, expresarse con libertad, integrar un abanico temático e ideológico que refleje todas las corrientes.
Una prensa en crisis no hace pedagogía social. Maleduca. En ella caben la especulación, el sensacionalismo, los hechos mal contados, las fuentes interesadas, los estigmas, la discriminación, el regionalismo.
La prensa crítica asume su rol social e intenta cumplirlo en cada titular, texto, palabra, noticia, opinión. La prensa en crisis no asume su rol social y bloquea el desarrollo nacional y el pensamiento colectivo. Ambas tienen el derecho a exigir cuentas a los gobernantes, pero ambas también deben rendir cuentas a sus audiencias: la opción es quién hace periodismo para la gente común y quién hace periodismo para el poder. Los ciudadanos sabrán elegir a quién creer y a quién ignorar.

http://www.simbolosdelibertad.com/2007/02/21/el-poder-de-las-cadenas-radiales/

miércoles, marzo 14, 2007

El ADN y la paternidad de la imprudencia

Una nota periodística publicada en un diario local de Cuenca, sobre la determinación de una “paternidad post mortem” mediante pruebas de ADN, ha puesto en evidencia dos cosas: cómo ha avanzado la aplicación de la ciencia en casos de indagaciones civiles y penales, y cuán ilusos podemos llegar a ser los periodistas.
Me explico: tratar el tema de la paternidad en una nota que oculta al hijo no reconocido (se lo llama Juan, para “protegerlo”) pero identifica al supuesto padre, Arcesio Rigoberto Ochoa Chica, “don Arcesio”, deja flotando las preguntas de ¿me deben interesar los trapos sucios de Arcesio? ¿Y esto, en qué me aporta?
El meollo es que “don Arcesio” tuvo una relación extramarital de la que nació Juan, y ahora, dos años y nueve meses después de la muerte del que quiso llamar papá, puede obtener el ansiado apellido y allanar el camino para conseguir parte de lo que la misma nota deja ver como las reales intenciones de Juan: “estar en capacidad de hacer valer sus derechos como hijo legítimo...pues don Arcesio dejó una cuantiosa fortuna (haciendas, vehículos, acciones en empresas constructoras, cuentas de ahorro y de crédito, etc.), la que a través de los caminos legales la pretenden sus hermanos y sobrinos...”
Expongamos mejor este llamado a la reflexión de los periodistas:
¿Una historia privada, muy personal de “don Arcesio”, sus relaciones extramaritales y los constantes reclamos de Juan y su procurador judicial, deben trascender el ámbito de las comisarías o los juzgados hacia los medios de comunicación? Definitivamente creo que no, por el bueno nombre que todos se merecen -aún después de muertos- y el respeto de los familiares de "don Arcesio".
Al parecer, en este caso, a través de la presión mediática se quiere lograr un pronunciamiento judicial a favor de Juan, que de paso y personalmente considero libra una injusta batalla en la que no recapacita en el daño moral que le causa a un difunto señor al que se le saca los cueros al sol sin darle la posibilidad de defenderse ni de explicar por qué no quiso reconocerlo, ni tampoco hacerle partícipe de su “cuantiosa fortuna”.
Si el ámbito legal le permite tomar ese camino legal a Juan, pues el periodístico no. Y eso no lo debe saber Juan, sino el redactor que se atrevió a hacer públicas las intimidades de una familia, maquillándolas también con párrafos al estilo de “Si finalmente la Primera Sala Especializada de lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Azuay dicta sentencia a favor de Juan, el reconocimiento post mortem será el primero que suceda en el Ecuador y acaso en América Latina”.
Apasionada defensa a favor de la paternidad –cuyo mayor beneficado en este caso es Juan- pues su interés parece ser únicamente la “cuantiosa fortuna”. Todo derecho tendrá Juan, pero es un campo vedado para la prensa por consideraciones éticas y morales, como aquel de difundir la intimidad familiar para facilitar el acceso a una herencia.
Otra cosa hubiera sido explicar, por ejemplo, los procesos de identificación post mortem en las investigaciones civiles y penales que se aplican en la actualidad, sin siquiera mentar toda la historia privada de Juan y "don Arcesio".

En la red se puede leer la primera parte de esta historia en
http://www.elmercurio.com.ec/web/titulares.php?seccion=fzuyEtT&codigo=iBgI0GUYe7&nuevo_mes=08&nuevo_ano=2006&dias=29¬icias=2006-08-29

Y después de leerla, ¿usted qué opina?

viernes, marzo 09, 2007

Hábitos profesionales de los periodistas latinoamericanos


Por Oscar Ordóñez A.
Trabajan a tiempo completo. Tienen menos de cuatro horas para entregar sus notas de prensa. Son periodistas de escritorio más que de calle. Y casi todos prefieren a la entrevista exclusiva como fuente primordial de información, por encima de una rueda de prensa o los documentos que existan sobre el tema que escriben.

Así trabajan los hombres y mujeres de prensa en casi toda la región. El estudio "Hábitos de trabajo del periodista latinoamericano", investigación impulsada por la Fundación Konrad Adenauer y el Instituto Prensa y Sociedad (Ipys), ambas organizaciones de Lima, Perú, lo acaba de demostrar.

Este estudio encuestó a 182 periodistas de 11 países: Argentina (20), Bolivia (20), Chile (15), Colombia (20), Ecuador (20), Guatemala (20), México (18), Paraguay (12), Perú (10), Uruguay (11) y Venezuela (16).

Si bien este universo de periodistas no representa a la totalidad de reporteros de América Latina, a juicio de Paul Linnarz, director del Programa Regional "Medios y Democracia en América Latina" de la Fundación Konrad Adenauer, del Perú, y encargado de comentar esta investigación, explica que "las respuestas de esta encuesta ya contienen cierta información valiosa", que permiten proyectar ideas generales sobre las condiciones logísticas, humanas y éticas de trabajo de los periodistas.

Las encuestas se realizaron sólo en las ciudades capitales de estos países en marzo de 2004. En el caso de Bolivia, sólo en La Paz.

Los resultados de este estudio, que se encuentran en un disco compacto y cuya propiedad intelectual pertenece a la Konrad Adenauer, se entregaron hace poco, en la última reunión de corresponsales del Ipys, en Lima, Perú.

De los 182 periodistas encuestados, 90 escriben para los periódicos; 39 trabajan en radio; 37 en televisión; nueve pertenecen a agencias de noticias y siete se desempeñan en páginas de internet.

Esta encuesta de 34 preguntas se dividió en tres partes, cuyo fin trata de conocer con qué herramientas técnicas trabajan los periodistas dentro de sus respectivas salas de redacción; así como sus hábitos de trabajo y sus cualidades profesionales.

Contra el tiempo

Este estudio demuestra que la mayoría de los periodistas de América Latina
(84 por ciento) trabaja contra el tiempo. Y cerca de la mitad de los encuestados dispone de menos de cuatro horas para entregar sus notas de prensa (43).

En Bolivia y Guatemala, por ejemplo, todos los periodistas (100 por ciento) dijeron que trabajan a tiempo completo. En el caso de nuestro país, este apunte coincide con el "Retrato del periodista boliviano", de Raúl Peñaranda, cuando dice que "menos de un tercio de los periodistas trabaja una jornada normal de ocho horas o menos. La jornada típica de un periodista puede tener incluso 12 horas de trabajo continuo".

Volviendo a la encuesta latinoamericana, en Ecuador (95), Colombia (95), Perú (90), Venezuela (94), Chile (80), Paraguay (80) y Argentina (85) y México (78) el tiempo apremia también a los periodistas.

Uruguay, al parecer, no refleja la realidad boliviana. El 27 por ciento de los encuestados dijo que trabaja a tiempo completo, mientras que el 73 por ciento lo hace a tiempo parcial.

Y cuando la encuesta les pide que detallen de cuánto tiempo disponen para elaborar su nota de prensa, desde su concepción hasta la entrega final, se notan las diferencias.

Por ejemplo, seis de cada diez periodistas bolivianos deben entregar sus notas de prensa en menos de cuatro horas.

En México, en cambio, se lo toman con más calma: sólo el seis por ciento de los periodistas entrega sus notas de prensa en menos de cuatro horas. Y el
61 por ciento lo hace entre cuatro horas y una jornada de trabajo. Un 17 por ciento entrega sus notas entre dos y cinco días; y el resto de los periodistas en una semana o más.

Periodistas de escritorio

El 56 por ciento de su tiempo de trabajo los periodistas latinoamericanos lo pasan en la oficina. Y el 44 restante, en la calle recabando informaciones y datos para ir a la sala de redacción y terminar sus notas de prensa.

Sin embargo, las diferencias entre un país y otro resultan interesantes. Por
ejemplo: los periodistas argentinos pasan frente a su computadora el 85 por ciento de su tiempo. La diferencia la marcan los colegas guatemaltecos:
ellos reparten su tiempo entre el 62 por ciento en la calle frente al 38 restante en la oficina.

Más de la mitad de su tiempo, los periodistas de México (66), Uruguay (65), Ecuador (62), Chile (59), Colombia (58) y Venezuela (58) permanecen en el trabajo. Pero Bolivia registra una distribución de horas casi equilibrada.
El 47 por ciento de su tiempo los periodistas están en la oficina y el 53 restante en la calle.

La tendencia revela que tenemos periodistas de escritorio. He aquí uno de los elementos para considerar que su cansancio se deba a las largas horas de trabajo que permanecen frente a sus computadoras. Según el periodista polaco Riszard Kapuscinsky lo ideal es que el periodista se interne en el mundo del cual va a escribir. Y por lo visto eso no ocurre con los encuestados.
Además, claro está, este estudio se llevó a cabo sólo en ciudades capitales de los 11 países. Y el periodismo de ciudades intermedias, provincias o pueblos, por lo visto, no se parece al de la capital.

Así lo dice el informe del capítulo argentino de este estudio: "El número de encuestados elegidos (20) nos obliga a señalar que este resumen es apenas una muestra bastante sesgada y caótica de estos hábitos de trabajo en la ciudad de Buenos Aires, el lugar en la Argentina con mayor concentración de medios de comunicación, y, por ende, mayor cantidad de trabajadores de prensa. Pero difícilmente estos hábitos se repiten en estas proporciones en otras ciudades, debido a la falta de infraestructura, conectividad y a la existencia de otros ritmos y tiempos en la producción informativa".

La entrevista, noticia de primera mano

Dentro de una escala de valores (donde 0 equivale a Nunca; 1 a Casi nunca; 2, Muy rara vez; 3, Muchas veces; 4, Casi siempre y 5, Siempre) se pidió a los periodistas que indiquen la importancia que para ellos tienen las siguientes fuentes de información: a) Nota de prensa o material enviado por la fuente; b) Declaraciones tomadas en conferencia de prensa; c) Entrevista exclusiva con la fuente; d) Información background (libros, otros artículos sobre el tema); e) Páginas web del Estado; f) Páginas web privadas; g) Opinión personal, reflexiones propias; h) Análisis de cifras, balances, estadísticas; i) Información de otros medios.

El promedio de respuestas giró sobre la entrevista en exclusiva con la fuente (4). Los incisos e, f, g, i tienen un promedio de "Muy rara vez" (2).
Y en cuanto a los análisis de cifras, balances y estadísticas, la respuesta gira en "muchas veces" (3).

Pero la tabla de manera independiente nos dice que en México sopesan más las notas de prensa o material enviado por la fuente (4); en cambio, Bolivia, Guatemala y Perú le restan importancia a ese tipo de información (2).

La conferencia de prensa la valoran en Bolivia, Guatemala, Paraguay y Venezuela (4). Y cuando se les pregunta sobre la entrevista exclusiva con la fuente, Argentina, Bolivia, Colombia, Chile y Venezuela la prefieren más que a nada (5).

Respecto al inciso d) como fuente de información, México la tiene como su favorita (5). Los periodistas de Paraguay casi nunca recurren a la información contenida en libros o artículos sobre el tema (1). En el caso boliviano, los periodistas muy rara vez recurren a este tipo de información
(2) para elaborar sus notas de prensa.

Conclusiones

Este estudio saca a la luz que los periodistas "-que apenas tienen tiempo para una investigación fundamentada- requieren de apoyo".

Para Linnarz, los medios de comunicación deben recibir informaciones exclusivas vía internet sobre varios temas, y llenar "los vacíos de la demanda periodística".

Algo así como "noticias a la carta para los periodistas". La ventaja de este servicio, dice Linnarz, brindará una especialización en temas concretos. Y se combatiría la poca seriedad en el servicio de noticias que algunas páginas virtuales vienen ofreciendo.

Así, nos animamos a pedir a estos servidores el estofado boliviano de la crisis política del presidente Mesa, y "saber todo cuanto se ha cocinado sobre la agonía, muerte y entierro del Papa Juan Pablo II. Ah, incluya fotos, por favor".


http://www.saladeprensa.org/art613.htm

lunes, marzo 05, 2007

Disneylandia y la provincia 23


Por Rubén Darío Buitrón

La polémica por la provincia 23 ha puesto en apuros a la prensa nacional. Sin pensarlo mucho, la mayoría de medios tomó el atajo fácil: convertirse en caja de resonancia de advertencias, amenazas, declaraciones, comunicados, reclamos, endurecidas respuestas presidenciales desde una abandonada población fronteriza e irónicas contrarréplicas municipales desde Disneylandia.
El caso de la provincia 23, que quizás nunca se concrete porque la decisión final la tendrá el congreso gutierrista-alvarista-nebotista-, ha desnudado los vacíos e inconsistencias del periodismo ecuatoriano.
Registrar cada ofensa y agresión verbal de los contendientes no es hacer información. Es convertir los espacios periodísticos en un ring de boxeo.
Probablemente los medios se confunden por los falsos ecos de lo que publican: imponen el tema como punto central de la agenda informativa y reciben aplausos del centenar de personajes (0,0001 por ciento de la población) que intentan convencer al país de que su interés particular o de grupo es el interés de todos los ecuatorianos.
Si los medios repensaran su rol e hicieran periodismo responsable, debieran reflexionar sobre la importancia estratégica de cada noticia que publican y sus efectos para un país frágil, trizado y moribundo.
Pero la prensa insiste en dejarse llevar por las pasiones, actitudes viscerales y susceptibilidades de los “líderes de opinión”. Sin buscar las contrapartes y dar a todas el mismo espacio y relevancia -como aconsejan los manuales básicos de periodismo- sus primeras reacciones fueron inflar una parte del problema.
Hablaron con reiteración de lo que perdería Guayas con la provincia 23, pero no hicieron información contextual y documental: más allá de que el suscriptor del proyecto sea el presidente Correa, ¿los periodistas han investigado las razones históricas que llevaron a tres cantones guayasenses a sentirse marginados frente al espectacular crecimiento de una parte de Guayaquil, cantón central de la misma provincia?
Tampoco cumplieron otro requisito básico del buen periodismo: ponerse en los zapatos de los otros, caminar las calles de los tres cantones, recoger los sentimientos de la gente común, percibir la sensación de sentirse marginado.
¿Los periodistas sabían que el alcantarillado en Santa Elena solo llega al 40 por ciento o que en Salinas el 30 por ciento de su población no tiene agua potable? Si lo sabían, ¿por qué no lo dijeron antes? ¿Por qué no fijaron responsabilidades y exigieron rendición de cuentas? Si no lo sabían, ¿qué clase de periodismo hacen por sus ciudadanos?
Con el caso de la provincia 23, muchos medios –críticos de la demagogia, el populismo y el efectismo- han hecho demagogia, populismo y efectismo. Mientras los titulares de la prensa celebran el gancho de derecha de Nebot contra el jab de izquierda de Correa, tanta agresividad, promovida por la prensa, terminará en un K.O. que echará abajo lo poco que del país queda en pie.

jueves, marzo 01, 2007

¿Sabe usted qué día es hoy? Una trampa para ciudadanos desprevenidos

Me imagino. Solo me imagino cómo se solazará el perspicaz periodista de radio luego de su tarea cumplida: hacerles ver a los ciudadanos como perfectos idiotas.
Tendrá un rostro de complacencia. Seguramente dibujará una sonrisa burlesca. Diez o más víctimas de su sagacidad, de su perspicacia, de su profesionalismo. Diez o más víctimas de la pregunta: ¿sabe usted qué fecha celebramos hoy?
Seguramente esos diez o más víctimas del docto periodista, ese momento tenían otras prioridades, no precisamente salir a las calles con la lección aprendida, sospechando que un académico comunicador se le cruzaría por su camino para abordarlo con la repregunta “Sí, está correcto, es la Batalla de Tarqui, pero ¿recuerda la fecha?”
Y la inquietud que nos asalta es: ¿Está para eso la prensa? ¿Estamos para poner cáscaras de guineo al ciudadano común, restregarle en la cara su aparente ignorancia?
¿Debe la prensa generar dudas? o dar soluciones
Al final del inquisidor ejercicio, nada.
Solo el comentario de que todos deberíamos saber los detalles de esa historia inventada, acomodada a los intereses de pocos, en la que nada ni nadie, incluidos los medios de comunicación, han hecho reparos, investigaciones serias o algo por el estilo.
Nada. Ninguna reseña histórica, radioteatro o cualquier iniciativa que aporte por parte del docto periodista a desterrar la aparente ignorancia del ciudadano común.
Y entonces volvemos a pensar en esa concesión que la sociedad –o sea esos mismos ciudadanos a los que se les para ante la grabadora inquisidora en cada fecha histórica- hace a los medios para que manejemos el espectro de la comunicación para ser útiles. Para llenar de respuestas y soluciones a la vida cotidiana.
La verdad es que si un ciudadano no sabe el origen de una fecha histórica, el medio debería asumir su responsabilidad de educar y no limitarse a la tramposa tarea de saltar a las calles y sorprender a desprevenidos ciudadanos con la pregunta de ¿sabe usted qué fecha celebramos hoy?

Y usted, que no importa si no sabe qué fecha celebramos hoy, ¿qué opina?