martes, julio 03, 2007

“Gordita horrorosa”



Por Rubén Darío Buitrón

Se llama Sandra Ochoa y es cuencana. Trabajó en el diario El Tiempo y hoy es corresponsal de diario El Universo. Es periodista, abogada y catedrática universitaria. Próximamente obtendrá una maestría en Educación.

Pero con todos esos títulos y su capacidad intelectual, Sandra no es aniñada ni pelucona: es una periodista progresista, una periodista ciudadana, una periodista que apuesta por el cambio, una periodista de excepción que no necesariamente cree lo que le dice el poder, que cuenta la vida cotidiana desde los zapatos de la gente común, que lucha cada día porque su comunidad, su provincia, su región tengan el espacio que merecen en la prensa nacional.

Ha tenido que vencer muchos prejuicios ajenos para consolidarse como ser humano y profesional.

Es mujer y eso ha sido un obstáculo en esta sociedad machista donde el poder discrimina, margina, subestima e intenta intimidar con amenazas, ironías e incontinencias verbales.

Es rebelde, lúcida, inconforme, confrontadora, rigurosa, metódica, inteligente, cuestionadora.

Y es muy valiente: hace tres años decidió, como periodista, hacer un viaje casi suicida en un destartalado barco que llevaba, clandestinamente, a decenas de azuayos indocumentados que intentarían entrar, vía Guatemala, a Estados Unidos.

En ese conmovedor reportaje, que se publicó en El Tiempo, gracias a su audacia y a su decisión de sentir directamente lo que viven sus compatriotas, gracias a su compromiso con los humildes y marginados, mostró la tragedia que sufren cada día cientos de ecuatorianos que mueren o se pierden o son deportados cuando intentan atravesar la frontera hacia el presunto sueño americano.

Por ese notable trabajo periodístico ganó el premio nacional de reportaje “Jorge Mantilla Ortega”, otorgado por diario El Comercio, y el famoso diario norteamericano The New York Times reprodujo en sus páginas el relato.

Cuando hablamos por teléfono o nos comunicamos por correo electrónico tengo presente su alegría intensa y fresca, su pasión para enfrentar los avatares del oficio, su tesón para mantener su dignidad personal y profesional en lo más alto.

Sandra no se deja avasallar por el poder. Sabe enfrentarlo, fiscalizarlo, denunciarlo, desnudarlo en sus mediocridades, en sus corruptelas, en sus soberbias y en sus atropellos.

Sandra podría enjuiciar al Presidente por calumnia o por agresión verbal. Llamarla “gordita horrorosa” no solo es un concepto agresivo y del machismo más ramplón, sino que es una forma de degradar el trabajo honesto e intimidar a quienes hacen preguntas incómodas para quien pide, en un alarde de ignorancia, que el pueblo deje de leer periódicos y se informe por la página web de la Presidencia de la República.

Sandra podría presentar su demanda en alguna comisaría de la mujer. Al fin y al cabo, como suele decir su majestad cuando se siente atacado, la ley es la ley y hay que hacer respetar el honor de las personas.

La caricatura fue tomada de diario El Universo, edición del martes 3 de julio