miércoles, mayo 21, 2008

La pornomiseria

¿Vieron a la reportera de Ecuavisa, Ximena Gilbert, practicando un poco de pornomiseria en el noticiero matinal al tratar el tema de la inseguridad en la Isla Trinitaria?

Fue realmente ofensivo. Un reporte de las "condiciones de miseria en la Isla Trinitaria", en Guayaquil, en el que sin permiso se coló dentro de una vivienda e hizo un relato trágico de "las miserables condiciones" en las que vive una familia del sector.

"Y aquí podemos ver apenas una cama, el piso es de tierra, como ustedes ven no hay qué comer en la alacena", fueron entre otras las frases del relato que acompañaban a los "paneos" de cámara, ante una impotente señora que debía soportar la forma pública en la que le estaban ventilando "las miserables condiciones" en la que vive.

Con seguridad parecía el reflejo de muchísimas viviendas y hogares ecuatorianos pero recién "descubiertos" por la reportera en este sector marginal.

La pornomiseria es una de las formas más inhumanas de hacer periodismo: valerse de la ingenuidad de las personas simplemente por el afán de mostrar un poco de miseria. Mostrar por mostrar, nada más.

Y en medio de toda esa miseria, la reportera pregunta a la avergonzada mujer que cuántas veces le han robado dentro de su casa de caña. Esto para reforzar un poco el ambiente de inseguridad que vive el sector y que fue el que originó la nota ¿periodística?

Definitivamente muchas veces somos reproductores de prejuicios...

viernes, mayo 16, 2008

El escudo de Felix Narv?ez


Sí.
Fue el mismísimo Felix Narváez que años atrás hizo una nota sobre un supuesto cambio de imagen de Wilfrido Lucero, entonces presidente del Congreso Nacional, afirmando que para ello utilizó recursos del Estado, el que ha levantado la polémica. El mismo que por su ligereza obligó al canal de televisión Ecuavisa a aclarar dicha "información" porque no se trataba de un cambio de imagen, sino de las consecuencias de las sesiones de radioterapia a las que el político se sometía para combatir un cáncer.
Ahora, con su estilo atrevido que tanto mal ha hecho a la televisión ecuatoriana, apoyado en recursos gráficos de mal gusto, ha agitado el avispero de lo público al "interpretar" -argumento con el que lo ha querido justificar su colega Carlos Vera- los datos obtenidos en una rueda de prensa a la que no asistió y en la que un grupo de ciudadanos, junto a la asambleísta Tania Hermida, hablaron sobre la necesidad de debatir ciertos cambios en los símbolos patrios.
Y en la nota en la que "interpreta" lo expuesto en la rueda de prensa a la que no asistió, se atrevió a diseñar su propio escudo, el símbolo patrio en la perfecta medida de su capacidad de interpretación.
Y como no podía ser de otra manera, los medios tradicionales, en lugar de reparar en la ligereza de Narváez -o de abrir el debate sugerido por Hermida y los ciudadanos proponentes- se dedicaron a escandalizar y "sacar reacciones" sobre el escudo de Narváez.
Incluso la presentadora Tania Tinoco, colega del reportero, debió aclarar la interpretación que él hizo a lo expresado en la rueda de prensa a la que no aistió.

¿Acaso Narváez no aprendió la lección del caso Lucero?
¿Qué hay detrás del escudo de Narváez?

O realmente muchos de los sensatos periodistas con los que he hablado se perdieron el momento en el que en Montecristi se presentó lo que en reiteradas ocasiones he llamado "el escudo de Narváez".

No pude sino sonreir por tanta ingenuidad -real o solapada- y falta de crítica al escuchar a periodistas de radio tomando opiniones a los ciudadanos sobre "el nuevo escudo y la nueva bandera" que saldría de Montecristi,o mirar a reporteros de televisión entrevistando a militares mutilados o intercalando imágenes de Jefferson Pérez en el podio olímpico.
¡Tanta sensiblería!

Y si usted vio el escudo de Narváez,
¿Qué opina?

martes, mayo 13, 2008

Lecciones de un incendio II

Lo dicho:
La acusación el primer día, la aclaración al día siguiente.

¿Por qué no activamos esa vieja recomendación de tocar las dos partes de una denuncia, en un mismo plano?

Este es un vicio frecuente a vaces por la premura, otras por la irresponsabilidad.

sábado, mayo 10, 2008

Lecciones de un incendio


Hablar como habla la gente. Esa fue una de las recomendaciones de Alex Grijelmo a un grupo de editores que asistían a un taller sobre edición de textos periodísticos. Grijelmo, autor de libros como El Estilo del Periodista, Defensa apasionada del idioma y El aroma de las palabras, escribió también el manual de estilo de diario El País, de España.
Y el ejemplo que citaba, para ilustrar esta recomendación, era que cuando estamos enfermos no vamos al nosocomio, vamos al hospital.

Y traigo a colación este pasaje porque tras escuchar a una llorosa viuda del joven bombero Mufith Hanna, voluntario que el 17 de abril murió cuando intentaba apagar un incendio en una ferretería, me vino a la memoria una serie de "perlas", imprecisiones y otras irresponsabilidades de parte de periodistas que transmitieron en vivo y en directo, en radio y televisión, los acontecimientos de aquel día.

¿Ejemplos?
La presentadora de noticias de un canal de televisión da el paso a su reportero, para una "entrevista en vivo". Una hora antes un incendio se había desatado en la ferretería Vázquez Brito, del centro histórico de Cuenca, y amenazaba con propagarse a otras casas.
El reportero, tomando el brazo a un oficial bombero, inicia su interrogatorio:
¿Con cuántos bomberos y vehículos están en esta emergencia?
"Estamos con unos 150 voluntarios y todas nuestras unidades, esperamos la colaboración de bomberos de Azogues y cantones por la magnitud del incendio; además sabemos que en el interior hay 200 kilos de dinamita", responde.
El periodista da el paso a la presentadora, que remata "la microonda" con la observación de: "bien amigos televidentes, como lo escucharon hay 150 voluntarios trabajando en la emergencia".
¿Y los 200 kilos de dinamita?
¿No se percata la presentadora del dato que acaba de dar el bombero a su reportero, y lo que puede causar una explosión de 200 kilos de dinamita?
¿El entrevistador no repara en lo que podría provocar una información no confirmada de que 200 kilos de dinamita están expuestos al fuego? ¿Por qué no repreguntó -si ya no pudo evitar que el dato salga al aire- sobre el tema de la presunta existencia de dinamita, y sobre lo que se debe hacer?

Preferí apagar el televisor para informarme por radio. Pero fue peor.
En algunas emisoras los reporteros deportivos se habían sumado a esta especie de "transmisión de los hechos" al mejor estilo de partido de fútbol.
Entonces un locutor de radio anunciaba que efectivamente acababa de ocurrir lo que todos temían: ¡Una deflagración!
Y fue cuando mi esposa, que escuchaba la radio a mi lado, me preguntó: ¿si vas al vulcanizador, le dices que lo necesitas porque la llanta de tu vehículo deflagró o explotó?
Para salir de dudas fui al diccionario de la Real Academia Española, vigésima primera edición.
Deflagración: acción y efecto de deflagar.
Deflagar: Arder una sustancia súbitamente con llama y sin explosión.

Y lo que escuchamos fue una explosión, sin dudas. Entonces, ¿será que cuando el periodista aquel -que más tarde dijo que estaba transmitiendo cerca del "edificio flagelado" - cuando se enferma va al nosocomio, o le pide al vulcanizador que le arregle el neumático de su vehículo que poco antes deflagró?
En este punto, entonces, vale la pena recordar la recomenación de Grijelmo: hay que hablar -informar- como la gente habla.

Ah, una cosa me falta aclarar en esta breve reflexión sobre las lecciones que dejó el incendio del 17 de abril: hace pocos minutos estuvo en el Diario la llorosa viuda del bombero, porque vino a quejarse de una información que apareció en la prensa local, 20 días después del incidente. Se sentía impotente por una extensa entrevista al propietario de la ferretería incendiada donde descarga su responsabilidad en la muerte de Hanna.
Entrevista donde se vuelve a cometer un error frecuente entre nosotros los periodistas: la falta de confrontación.

¿Y usted qué opina?