viernes, noviembre 25, 2005

Periodismo Responsable

Periodismo responsable

Quito, Sábado 20 de Agosto de 2005

Por Rubén Darío Buitrón*

Al periodismo ecuatoriano le hace falta reflexión interna. Autocrítica.
Capacidad de mirarse a sí mismo con rigor: sin egos, vanidades o actitudes contemplativas.
En las salas de redacción y departamentos de noticias, el vértigo, el apuro, la presión, el miedo al ‘golpe’ de la competencia, la obsesión por el raiting y la hora de cierre han ganado espacio al imprescindible ejercicio de detenerse a pensar en lo que se hace, en para qué se lo hace.
Es decir, en la obligación de hacer un periodismo responsable.
Atrapados en la vorágine cotidiana, muchos periodistas solo alcanzan a ejecutar el nivel más elemental de su oficio: responder el qué. Y se consuelan y aplauden con la satisfacción de ofrecer al público ‘todo lo que ha ocurrido en el día’.
Pero el utópico objetivo de ‘decirlo todo’ cae en una paradoja: por falta de reflexión previa, no existen la claridad y la precisión para saber cómo decirlo y por qué decirlo.
Cuando volvió el prófugo ex presidente Abdalá Bucaram y descendió sobre las tarimas de las calles guayaquileñas, los medios (no solo la
televisión: la prensa escrita y decenas de radiodifusoras también divulgaron los pormenores del show) le dedicaron enormes espacios. Y fueron duramente criticados.
En contraste, aquellos medios no supieron cómo reaccionar frente a la "rebelión forajida" quiteña. Entonces la satanización fue más fuerte y estuvo a punto de convertirse en un tsunami de indignación contra la prensa.
Apenas tres meses después, la oleada crítica ha vuelto a plantear el debate. Esta vez los cuestionamientos van contra la cobertura de la presencia del coronel Lucio Gutiérrez en la frontera peruano-ecuatoriana.
Los críticos dicen que la prensa no debería dedicarle atención al derrocado ex presidente. Censuran el exceso de espacios para un personaje que pocas novedades tiene que contar y pocas ideas aporta para que el país salga del embrollo institucional al que él contribuyó. Condenan una manera de hacer periodismo que está dejando a un lado valores y principios morales al privilegiar el impacto, la primicia y la exclusiva por sobre la búsqueda de la verdad y el servicio a la comunidad. Alertan sobre la manera en que ese tipo de personajes usan a los medios.
Pero, ojo, el tema no es a quién se debe cubrir y a quién no. El tema es cómo hacerlo. Y pocos periodistas se preguntan cómo cumplir con su responsabilidad de mostrar al público que los hechos no son aislados, que todo evento o suceso -por inocente o inconexo que pudiera parecer- tiene antecedentes y consecuentes, que cada noticia relevante, para entenderla en su dimensión, debe ir acompañada de aportes analíticos, contextos y referencias.
El problema está en una prensa que se esfuerza poco para ayudar a que los ciudadanos maduren políticamente, a que la gente cuente con mayores elementos de juicio y tome las decisiones adecuadas para su futuro y el futuro del país.
Si los medios cumplieran realmente su deber, la información en directo sobre el retorno de Bucaram debió priorizar una descripción detallada del nefasto currículum del ex presidente y una decodificación de su discurso.
Al seguimiento de la gira fronteriza de Gutiérrez debió destinar a periodistas políticamente críticos y agudos, capaces de confrontar con el coronel para que responda todo lo que el país exige conocer acerca de su gestión como mandatario, no de sus movimientos proselitistas posgobierno.
Hablamos de un periodismo responsable que no excluya ningún tema ni personaje. Pero que sea capaz de profundizar, contextualizar y mostrar al público los porqués, los cómos y los para qué de esos temas y personajes.

*Periodista