lunes, octubre 23, 2006

“La sombra de un reportero de crónica roja”, o ¡Que alguien nos salve de Carrera!



En la sala de redacción siempre ha sido nuestro ejemplo. Motivo recurrente de nuestros análisis y conclusiones sobre como no se debe hacer periodismo.
Jonathan Carrera, esa especie de “Bonafont” de la crónica roja, fue motivo de una crónica en la revista SOHO de agosto, y destruyó nuestros argumentos de cómo desterrar de la opinión pública a personajes tan nefastos para la profesión.
“Elé, ahí está…tanto que le critica y le hacen una nota en la SOHO”, fue un comentario en la redacción del diario en el que trabajo. Y no es que está mal que se le haga una nota a Carrera, lo que está mal es que no se le confronte, se le observe su mediocre y antiética actuación en la televisión, eso nos deja insatisfechos. Al menos en lo personal.
Y es que realmente ofende. “Carrera tiene 35 años, lleva tres en la televisora (TC), que lo arrancó de El Extra, el periódico más sensacionalista del Ecuador, conocido porque destila sangre”, dice parte de artículo concebido por Paúl Rosero para dicha publicación.
Realmente revelador: Carrera pasó por las facultades de Economía, Filosofía, Psicología y Ciencias de la Educación y no por eso tiene una formación sólida, lo que pasa es que “No culminé ninguna de las carreras por vagancia –lo digo porque no soy mojigato ni hipócrita- por dedicarme a la tontera menos a lo que debía hacer”. (página 110)
¿Merecemos los periodistas que un individuo que no culmine nada “por vagancia” sea considerado un referente en la profesión, con el argumento que la misma revista sostiene: “…como él en crónica roja no hay otro”?
Este “fiel lector de Gabriel García Márquez” que dice que las noticias se deben “presentar descarnadas” y que cree que ayuda a la sociedad cuando especifica “que fue asesinado con 107 puñaladas”, sale al aire “sin haber anotado un solo dato de los acontecimientos que presenta” porque cree que “no hay ciencia, licenciado, coges, ves, visualizas, te sientas y las ideas fluyen”…
Carrera se deja ver en toda su dimensión cuando sostiene que “hay días que el hampa no colabora”, pues en verdad si se porta bien, no habrá motivo para que este individuo salga en pantalla a querer “ayudar a la sociedad”.
Mientras el hampa “siga colaborando”, y los suicidios se sigan dando; mientras la crónica roja y el sensacionalismo sigan vendiendo a espaldas de la responsabilidad de quienes manejan los medios, habrá Carrera para rato, y la frasecita trillada de “nuevamente la mano del infortunio se tendió…” será la antesala del trabajo de alguien que nunca terminó nada por vago, y que tiene las agallas de no ser mojigato al momento de admitirlo, como si esa fuera la fórmula del éxito.

¿Y usted qué opina?