domingo, noviembre 04, 2007

La Crónica según Martín Caparrós


La crónica es ¿relatar los hechos de forma cronológica?
Para el periodista y escritor argentino Martín Caparrós, autor de medio centenar de libros inspirados en este género y la novela, es mucho más que eso; “en toda su complejidad, es una forma diferente de contar una noticia”. Contar una noticia manteniendo el interés de la lectura, a lo largo de 500 o 600 páginas.
Con su brillante calva, esmirriado y largo cuerpo, y sus característicos mostachos, Caparrós estuvo en Guayaquil para hablar sobre lo que más le apasiona: la crónica como género periodístico. A lo largo de tres días arrasó con ciertos conceptos –mitos- del periodismo, como el hecho de que ésta es una actividad objetiva. “Los periodistas son sujetos, no objetos; el periodismo será, por tanto, subjetivo más que objetivo”, dice.
Fue crítico: “El periodismo en la actualidad mira al poder; para estar en los medios hay que ser rico, famoso o tetona”.
Fue agorero: “Con Internet uno puede armar un combo de diarios que le informen por completo, podemos armar la mejor selección de diarios que reemplace al impreso que tenemos todos los días”.
Pero también fue redentor: “La fórmula para enfrentar a los enemigos tecnológicos del diario es la palabra escrita…bien escrita”.
Los periodistas tienen el privilegio de la agenda, dice Caparrós. Y no precisamente esa que en la actualidad una gama de asesores que rondan por Latinoamérica proponen: farándula, textos más breves, primacía de la imagen sobre el contenido.
“Los asesores se han inventado una extraña fauna de ¨lectores que no leen¨ y proponen medios impresos más gráficos; en los países de esos asesores, los mejores diarios están llenos de textos”, dice Caparrós.
La pregunta es contundente: ¿debemos combatir a la televisión con sus armas, es decir con las imágenes? Su respuesta es NO; que si lo de los diarios son los textos, entonces hay que trabajar cada vez mejores textos. Y en la extensión que estos requieran.

En primera persona
Una crónica se escribe en primera persona. Pero, según Caparrós, no en primera persona gramatical: yo estuve, o yo ví.
“Cuando se utiliza la primera persona del singular, el autor puede terminar hablando de sí mismo…la verdadera primera persona no es la posición del sujeto en la oración, es del sujeto frente al mundo”.
Es decir el texto, contado en tercera persona, impone un estilo singular, de una manera que solo aquel cronista es capaz de contar.
“No decir al lector cómo es una escena, sino mostrársela; para eso se necesita más espacio, que es lo que los asesores reducen por miedo a ¨los lectores que no leen¨”.
El argentino recomienda evitar la “tentación de lo pintoresco”, que lleva a pensar en crónicas del que vende agua, caramelos. “Ponerle ¨color¨ a las crónicas es una trampa muy habitual”.
También recomienda no olvidar el pacto implícito que hay entre cronista y lectores: todo lo que se escribe, con los recursos de la literatura, debe ser cierto y comprobable.

La actitud del cazador
Como hace miles de años, cuando los cazadores recolectores estaban atentos a dónde saltaba la liebre para poder atraparla y comer esa noche, los cronistas deben estar atentos a los detalles de sus historias. Lo dice Martín Caparrós.
Recurre a las antítesis de las citas textuales y las palabras rebuscadas: Hay que pelearse con las segundas palabras; escribir como la gente habla; buscar las estructuras simples para decir algo.
“Las palabras comunes tienen una belleza que viene de su falta de pretensión. En oposición, las metáforas comunes son todo lo contrario”.


Quién es Caparrós

Nació en Buenos Aires en 1957. Periodista, novelista y ensayista. Utiliza herramientas de la historia, de la literatura y de la reportería para escribir sus textos.
Comenzó su carrera periodística en 1973 en el diario Noticias. Entre 1976 y 1983 vivió en París, donde se licenció en Historia, y en Madrid. De regreso a su país dirigió los mensuarios El Porteño, Babel, Página/30, Cuisine & Vins.
Ha publicado las novelas Ansayo los infortunios de la gloria (1984), No velas a tus muertos (1986), El tercer cuerpo (1990), La noche anterior (1990), La Historia (1999) y Un día en la vida de Dios (2001).
También ha publicado el libro de ensayos La Patria Capicúa (1995), ediciones críticas de dos textos de Voltaire (El Ingenuo y la Filosofía de la Historia) y los tres tomos de La Voluntad: una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina.
Sus últimas publicaciones son los textos de Extinción - últimas imágenes del trabajo en la Argentina, una traducción en verso de Romeo y Julieta y Qué País, Informe urgente sobre la Argentina que viene.
Sus crónicas periodísticas están reunidas en Larga Distancia (1992), Dios Mío (1994) y La Guerra Moderna (1999), producto de sus viajes por buena parte del planeta.

Fuente: www.fnpi.org

jueves, noviembre 01, 2007

Yo sí voy a la Península, y no a pelear…

“Yo sí voy a la Península, y no a pelear…” Fue la única declaración a favor de la visita, durante el feriado del dos de noviembre, a la provincia 24.
Las informaciones que la televisión, y algunos medios escritos guayaquileños, privilegiaron, fue el nuevo destino de los “ofendidos” guayasenses a los que les arrebataron su playa de fin de semana, Salinas.
El desbalance fue evidente, y por ello la toma de posición también. Fue como si se hubieran sumado al llamado de las fuerzas vivas de Guayaquil de “ahora nos vamos a Playas, aunque no nos guste”.
Personalmente tuve la sensación de que quienes decidieron la agenda informativa en esos medios, lo hicieron con el hígado –dolido también porque les quitaron su playa- y no con el afán de servicio a sus lectores – televidentes.
Los reportes, desde la mañana, fueron en directo desde General Villamil, “la playa oficial de Guayaquil”. Reportes que antes eran desde el malecón de Salinas, con sandalias y pantalón corto.
Claro, ahora se acordaron que existe General Villamil. Luego que la península de Santa Elena se les independizó precisamente por posiciones egoístas de acordarse solamente de lo que necesitaban: la playa, el malecón y sus bares, y no de la vialidad, los servicios básicos, la educación y la salud.
Por eso la contundente declaración de aquella señora la que le preguntaron ¿Se va a la Península? Y ella respondió “Yo sí voy a la Península, y no a pelear…”

¿Y usted qué opina?

domingo, octubre 28, 2007

Persigamos nuestros sueños




Para muchos, iniciarnos en este oficio ha sido casi un regalo de la vida. Y un “favor de los dueños de los medios de comunicación”.
“Yo solo necesito un fotógrafo que sepa redactar los pies”, me decía el gerente de una empresa a la que ocho años después de aquel día regresaba para ocuparme del cargo más importante de la Redacción.
La historia de Paul Potts, un vendedor de celulares que tenía encerrado un cantante de ópera en su interior, es la prueba de que debemos seguir nuestros sueños con honestidad.
Lo único que necesitaba es una oportunidad.

Su historia en:

http://es.youtube.com/watch?v=3Of2O36NSLo&NR=1


Y usted ¿qué opina?

viernes, octubre 26, 2007

Mejor no "chupar" con la Policía

La conclusión era fría y contundente: con las fuentes no hay que "chupar". Horas antes a este comentario, un policía y un periodista de televisión murieron envenenados en un "confuso incidente" en el que estaban involucradas dos mujeres. Al parecer, el licor envenenado estaba dirigido al Policía, pero el periodista pereció por una inoportuna visita a esa fuente informativa, en la que le aceptó un vaso con el letal trago.
Se me vino a la mente este capítulo de la turbulenta vida de Guayaquil, porque revisando la prensa la otra mañana se publicó, al estilo "prensa rosa" un alaja artículo sobre la fiesta de un mayor de policía en la que departieron varios periodistas hasta altas horas de la madrugada bajo la amenaza del homenajeado de "el que sale se va preso".
En realidad resulta exagerado pensar que siempre que uno acepte algo de las fuentes pueda resultar evenenado, pero sí contaminado. Creo que es mejor mantenerse al margen.
Hay que enviar señales claras a los nuevos periodistas, a esos reporteros que no quieren ser precisamente de farándula, que es ético no "acostarse con la fuente", que para construir credibilidad se deben guardar las distancias.
Los manuales de estilo de diarios serios prohiben a sus reporteros aceptar donaciones, tratos preferenciales, regalos, etc.
Porque como dice el periodista argentino Martín Caparrós: "Hay que estar lo suficientemente cerca de la fuente como para que te de información, pero lo suficientemente lejos como para publicar esa información".

Y usted ¿qué opina?

viernes, octubre 05, 2007

Bendita inmunidad

07:00. Carla, mi compaera, marca el celular del primer diputado en abandonar el Congreso para obtener sus reacciones. La situación no estaba clara: ¿renunció o lo destituyeron?
A la misma hora, otro diputado que el día anterior participó en una sesión reservada, me decí que el diputado renunciante tiene doble discurso; que en la sesion resrvada tuvo una posición y ante la prensa otra diametralmente opuesta.

08:00. El celular de mi compañera Carla suena nuevamente. Es el Diputado "arrepentido" por lo que dijo una hora antes.
"Por favor, eso de lo de la corrupción en la mayoría del Congreso no lo incluya e la entrevista...no ve que como ya no tengo inmunidad, me ùeden enjuiciar".

miércoles, septiembre 26, 2007

¿Le debo creer a Carlos Vera?

Por eso nos dicen salvajes u horrorosos.
Esta mañana, cuando me disponía a salir al trabajo, el presentador de televisión y periodista Carlos Vera desplegaba papeletas electorales y marcaba, con polla en mano, los casilleros con los candidatos de su preferencia.
La audacia llegó al extremo de escoger determinadas provincias y elegir a quienes, según él, debían ser los próximos asambleístas.
La Maru, mi esposa, que también se disponía a salir, dijo (y eso me tranquilizó pues ella no es periodista…no puede estar prejuiciada y sus comentarios provienen como ciudadana) pensó en voz alta: ¿Y a nosotros nos deben importar las preferencias electorales del señor Vera?

Sí. Efectivamente. ¿Debemos tomar papel y lápiz y hacer una polla por los candidatos de la preferencia de alguien que optó como su profesión el periodismo, especialización en televisión?

¿Es que los periodistas perdemos con facilidad la perspectiva sobre lo que debemos hacer al manejar los delicados espacios de la comunicación social? ¿Somos dueños de la verdad?
Me hago estas preguntas porque no logro hallar una razón para tal, digo yo, desatino.

Quienes optamos por el periodismo como oficio, corremos el riesgo de pensar que nuestras convicciones deben ser las del resto.
Por ello la duda: ¿Debo creer en alguien que le dijo a todo el mundo?: voten por Rafael Correa, y quince días después de haber logrado su cometido, utilizando las pantallas de los ecuatorianos que le invitan a entrar a sus hogares con la única condición de que informe la verdad y sea independiente, empezar un sistemática oposición ¡a Correa!

Nos podemos equivocar, caro…
Pero ¿debemos arrastrar a más gente con nuestros errores?

Luego del desatino de atreverse a sugerirnos por quién votar, incluso en otras provincias, a manera de comentario dijo que lo hacía por su oposición a Correa.

En realidad, sospecho, lo que más le reocupa a Vera es que Correa no le devuelva un salvaje u horroroso, para que así se trabe una pugna mediática…de esas que suben los rating…


http://www.youtube.com/watch?v=N_27BibMRDc



Y usted, ¿qué opina?

martes, septiembre 25, 2007

La Televisión Pública nada más que un sueño

Con 18 millones de costos de operación al año, sin frecuencias disponibles en el país, y con nueva Secretaría de Comunicación, el bullado proyecto de la Televisión Pública de Correa, parece ser solo eso un proyecto.

María Isabel Punín
Periodista Lojana y profesor Investigador de la UTPL
mipunin@utpl.edu.ec


Muchos sueños, ideas, desatinos y críticas mil, que por supuesto son buenas en la “democracia” en la que vivimos, lo cierto, es qué en temas y proyectos de comunicación del Gobierno de Rafael Correa, lo único que sobrevive y transciende es la amenaza y golpes bajos a la prensa.
La amenaza que roza de manera fuerte y errática con el carácter, cada vez más agresivo del Presidente. La amenaza que surge de la irrelevancia y la cotidianidad, que al igual que un cáncer está acabando con nuestra profesión, un tema que debería preocuparnos a todos.

¿Qué ganamos con tener un Televisión Pública?
Ganamos mucho y ganamos todos, siempre y cuando la tan anunciada TV Pública, cumpla con la sencilla e histórica función de los medios de comunicación: informar, entretener y educar, que es totalmente contrario a desinformar, no alienar, no contaminar.
Entonces en qué soñamos, soñamos en una televisión sencilla, libre de ataduras, inteligente, entretenida y por supuesto culta, pero para lograrlo no bastan los proyectos, los anuncios, ni las amenazas, hay que hacerlo de a poco y en silencio. Tal como van las cosas pareciera que el proyecto fue solo una bandera izada por Mónica Chuji, ex secretaria de la presidencia, mujer y comunicadora que no logró contarnos, en su paso por el poder, de donde saldrá la plata.
Para tener un TV Pública hay que iniciar respetando lo que tenemos, una prensa que sobrevive entre la angustia de la hora del cierre, sueldos injustos y censuras de todo tipo, porque un gobierno inteligente y democrático es aquel que permite disentir.
Es bueno disentir para repensar nuestros roles, reafirmar nuestras creencias y que mejor que esta tarea la estimule el gobierno con lucidez, tino y por supuesto con creatividad, en ese marco bienvenida sea la Televisión Pública.
Esperamos entonces que la Televisión Pública compita en igualdad de condiciones con la otra televisión, que busque anunciantes, que trabaje sin descanso para su audiencia, y que salga a las calles para codearse con el pueblo y su suerte, y comprobar sí es cierto que la Patria ya es de todos.
No debemos preocuparnos por su anunciado nacimiento, porque al igual que un niño, debemos festejar su presencia, eso si velar sin descanso por su correcto crecimiento, por su desarrollo fuerte, pero para eso tiene que nacer.
Cuando nazca, las Universidades, sus docentes en comunicación y periodismo deberán ser una especie de padrinos responsables.

El reto de la Televisión Pública
Y cuando nazca la Televisión Pública no será del gobierno sino de todos y su poder será el poder del conocimiento, y su rol será difusión seria, culta, su entrega y sus desvelos no serán otros que el ser una televisión diferente.
Para lograrlo basta con mirarse de frente y sin prejuicios en la televisión que tenemos y ser capaz de no repetir los mismos errores. Atreverse a rescatar la dignidad de todos y a recuperar el buen nombre el periodismo.
Le pedimos al proyecto Televisión Pública que se vea en ese espejo difuso que es la televisión ecuatoriana, ese espejo le ayudará a entender que la ética es un derecho de todos, sencillo como el anhelo que todos tenemos de ser felices.

Deberá entender que el aprender también es una tarea de los medios y que nosotros los periodistas y medios públicos o privados debemos siempre elevar el criterio y la ilusión de la audiencia.
Será esa audiencia noble diversa, por supuesto, la que se encargue de tildar, etiquetar o matar a la televisión que tenemos y por supuesto también a la pública, porque como decía Fernando Savater: mientras el periodista quiera ser protagonista de los hechos y no un informador de ellos, la truculencia será la noticia, y entonces agregó nada habrá cambiado.

sábado, septiembre 22, 2007

Un nuevo reto

Septiembre fue un mes intenso.

Cambio de cargo: de editor general de EL TIEMPO de Cuenca, a Subdirector de Información de diario EL NORTE, en Ibarra.
Los dos medios firmaron un convenio de cooperación interinstitucional, en el marco de un proyecto de apostarle a los medios regionales.

Cambio de ciudad: de las intensas agendas culturales de Cuenca, a las intensas agendas vinculadas con la proximidad de Colombia a la provincia de los lagos.
Toda esta actividad me ha mantenido un poco alejado de los comentarios sobre el oficio, pero es hora de retomarlos.

Es hora de retomar el ejercicio de la crítica y la autocrítica.
Es hora de retornar la blog...
Gracias por estar pendientes...
Ricardo.
rtello@diarioelnorte.ec
www.diarioelnorte.ec

lunes, agosto 06, 2007

Ciudadanos de tercera clase

Hernán Rodríguez *

Acudí al Seguro Social a pedir información sobre mis fondos de reserva, como un ciudadano común y corriente. Tuve que subir y bajar varias veces del primero al cuarto piso sin hallar razón. Contrariado le comenté la experiencia a un amigo, que intervino y le dijo a una funcionaria de segunda categoría, “pero como le hace esto al licenciado, editor de Diario El Mercurio”.

Entonces las caras agrias se transformaron y la actitud también, “haberlo dicho licenciado, venga, venga, que información desea, mi computadora está a su disposición, déme por favor su número de cédula, ¿no quiere de una vez que le dé consultando los fondos de reserva de su esposa?, ¿qué más desea?, estoy a las órdenes”.

Salí con la certeza de que para los burócratas del IESS existen ciudadanos de primera, segunda y tercera clase.
En el hospital “José Carrasco Arteaga”, como ciudadano de tercera clase, me sometí a exámenes de sangre. Para la recepcionista del laboratorio no existían todos los reactivos y fue imposible obtener de ella por lo menos algunos resultados de las pruebas, estaba más concentrada en demostrar su mal genio, que en servir. Intervino un médico amigo y las puertas se abrieron, aparecieron los reactivos y los resultados completos. Me fui con la confirmación de que “quién no tiene padrino no se bautiza”.

Parecida experiencia la viví en el Monte de Piedad. Dependía de un buen contacto para que las joyas empeñadas valgan más, pero si me presentaba al trámite como un simple ciudadano entonces el valor se depreciaba. Comprendí entonces que el compadrazgo, las influencias, las amistades, sí funcionan. Todos los afiliados tienen derecho a ser tratados todo el tiempo, como si fueran importantes autoridades o personajes públicos por el simple hecho de ser humanos y no como generalmente son atendidos, como “perico de los palotes”, como ciudadanos de tercera clase.
A propósito de la entrega de los actuales préstamos quirografarios, me volvió a sorprender (qué duda cabe, el IESS siempre es una Caja de Pandora), que los trabajadores del Instituto tienen un rubro llamado “quirografarios especiales” y de enero a mayo, 6.000 sindicalizados se repartieron 58 millones de dólares en préstamos con el monto máximo de 10.000 dólares a una tasa de 9.88% por cada crédito.

Se habría tratado de un “plan piloto” para poder atender a los afiliados y porque el contrato colectivo contempla este tipo de conquistas. En una segunda etapa, se entregarán 32 millones de dólares más en quirografarios especiales. La Comisión de Fiscalización del Congreso pidió a los directivos del Seguro que expliquen esta concesión.

Como ciudadano de tercera, para acceder a un quirografario tendré que estar libre de la central de riesgos o del reporte de un buró de crédito (inventos malditos), no deberle al IESS, pedir garantía bancaria, olvidarme de mis fondos de reserva y mi cesantía, perder el derecho a un crédito hipotecario…, tendré que cumplir con la interminable lista de requisitos. (Creo que mejor me busco un padrino, sssshh, pero no le contarán a nadie).


* Editor y articulista de diario
El Mercurio de Cuenca

jueves, julio 19, 2007

Los absurdos cotidianos

Discurso pronunciado por Rubén Darío Buitrón en la presentación de su libro Absurdos cotidianos, en la última feria del libro de Guayaquil

Un hombre camina por la calle, se detiene, regresa, sonríe, decide caminar de nuevo. Alguien lo mira y no lo entiende.
Un niño se interna por el parque, imagina que es un gran descubridor y se solaza con cada percepción que llena sus sentidos.
Un enfermo terminal, tendido sobre una camilla, ingresa a la sala de cirugía y asume que no habrá regreso. Un adolescente enamorado no encuentra la clave para expresar sus sentimientos y se hunde en la sensación insólita de su primer fracaso.
Un taxista intenta romper parámetros y pone en práctica, a contrapelo, todo un sistema de valores humanos que sus prójimos han olvidado.
Un heladero no puede controlar su corazón y deja abandonado su trabajo para llorar por su equipo de fútbol.
Un padre atraviesa un conflicto existencial cuando se pregunta acerca de los límites entre los objetivos personales y las metas familiares.
Las historias humanas están allí, en las calles, en los parques, en las esquinas, en las puertas de las casas, en los corredores de las oficinas. Están allí los personajes. Están allí la pasión, el amor, la tristeza, la nostalgia, los sueños, los ideales, el dolor, el deseo, el sexo, la esperanza de ser distinto, el coraje de una vida no trazada, los muros que la vida levanta quizás para que los saltemos o quizás para que no seamos capaces de intentar treparlos.
A veces me asalta el miedo de que al periodismo ecuatoriano se le ha ido olvidando las esencias. Enfrascados en la desesperación por llenar páginas y cumplir horarios, muchos cronistas permiten que una densa nube los atrape y confunda, los reporteros permiten que una venda negra, oscura, implacable, les impida ver más allá de lo usual y convencional, los escritores espera al frente o al lado y se vuelven notarios de lo evidente.
Al periodismo ecuatoriano hay que tentarlo con la manzana de lo distinto, con el embrujo de una realidad aparentemente invisible, con el pesar de lo sensible, de lo esencial, del gesto animal más sencillo, de la reflexión espiritual más frágil, del bucear en lo más hondo de las dimensiones humanas para que allí descubramos nuestras propias otras vidas, nuestras existencias paralelas, hondos y limpios y cálidos cristales de colores insospechados.
Al periodismo ecuatoriano hay que hacerlo aterrizar con las alas de la vida simple, con los destellos que emana la gente común, con las luces que iluminan los corazones oscuros, con el acercamiento a las personas que se esfuerzan cada día aunque el país les dé la espalda, con los misterios que no alcanzamos a develar porque tan solo alcanzamos a caminar las rutas manidas.
Hay que desacomodarnos. Hay que sacudirnos. Hay que situarnos al otro lado de la realidad. Hay que quitarnos las telarañas de la rutina. Hay que despojarnos de conceptos y puntos de vista presuntamente inapelables.
La vida es mucho más de lo que parece, son absurdos cotidianos que nos sorprenden y enriquecen, son hechos que rebasan lo que los medios y los periodistas alcanzamos a expresar. Saltemos ese abismo, reinventemos el asombro, dejemos en libertad al corazón y a la pluma para llenar de placeres y existencias cada nueva línea que, ahora sí, seamos capaces de escribir.

martes, julio 03, 2007

“Gordita horrorosa”



Por Rubén Darío Buitrón

Se llama Sandra Ochoa y es cuencana. Trabajó en el diario El Tiempo y hoy es corresponsal de diario El Universo. Es periodista, abogada y catedrática universitaria. Próximamente obtendrá una maestría en Educación.

Pero con todos esos títulos y su capacidad intelectual, Sandra no es aniñada ni pelucona: es una periodista progresista, una periodista ciudadana, una periodista que apuesta por el cambio, una periodista de excepción que no necesariamente cree lo que le dice el poder, que cuenta la vida cotidiana desde los zapatos de la gente común, que lucha cada día porque su comunidad, su provincia, su región tengan el espacio que merecen en la prensa nacional.

Ha tenido que vencer muchos prejuicios ajenos para consolidarse como ser humano y profesional.

Es mujer y eso ha sido un obstáculo en esta sociedad machista donde el poder discrimina, margina, subestima e intenta intimidar con amenazas, ironías e incontinencias verbales.

Es rebelde, lúcida, inconforme, confrontadora, rigurosa, metódica, inteligente, cuestionadora.

Y es muy valiente: hace tres años decidió, como periodista, hacer un viaje casi suicida en un destartalado barco que llevaba, clandestinamente, a decenas de azuayos indocumentados que intentarían entrar, vía Guatemala, a Estados Unidos.

En ese conmovedor reportaje, que se publicó en El Tiempo, gracias a su audacia y a su decisión de sentir directamente lo que viven sus compatriotas, gracias a su compromiso con los humildes y marginados, mostró la tragedia que sufren cada día cientos de ecuatorianos que mueren o se pierden o son deportados cuando intentan atravesar la frontera hacia el presunto sueño americano.

Por ese notable trabajo periodístico ganó el premio nacional de reportaje “Jorge Mantilla Ortega”, otorgado por diario El Comercio, y el famoso diario norteamericano The New York Times reprodujo en sus páginas el relato.

Cuando hablamos por teléfono o nos comunicamos por correo electrónico tengo presente su alegría intensa y fresca, su pasión para enfrentar los avatares del oficio, su tesón para mantener su dignidad personal y profesional en lo más alto.

Sandra no se deja avasallar por el poder. Sabe enfrentarlo, fiscalizarlo, denunciarlo, desnudarlo en sus mediocridades, en sus corruptelas, en sus soberbias y en sus atropellos.

Sandra podría enjuiciar al Presidente por calumnia o por agresión verbal. Llamarla “gordita horrorosa” no solo es un concepto agresivo y del machismo más ramplón, sino que es una forma de degradar el trabajo honesto e intimidar a quienes hacen preguntas incómodas para quien pide, en un alarde de ignorancia, que el pueblo deje de leer periódicos y se informe por la página web de la Presidencia de la República.

Sandra podría presentar su demanda en alguna comisaría de la mujer. Al fin y al cabo, como suele decir su majestad cuando se siente atacado, la ley es la ley y hay que hacer respetar el honor de las personas.

La caricatura fue tomada de diario El Universo, edición del martes 3 de julio

lunes, julio 02, 2007

Lo que no sabe el excelentísimo Correa


Cuando la conocí, era una joven estudiante decidida a triunfar. Llegamos a ser compañeros en Radio Visión, donde creamos un programa informativo sabatino que duró dos años. Fueron nuestros primeros pininos en el oficio. Y lo hacíamos bien.
Apasionados por la ética, hablábamos constantemente de ella en contertulios en los que mi padre, un viejo fotógrafo de prensa, era el conciliador en nuestras propuestas irreverentes. Con Sandra y Maggi Tello fuimos a la frontera peruana para hacer una cobertura sobre la reedición de la batalla de Panupali. Cuando regresamos, Maggi decidió escaparse de la vida. Esto marcó a Sandra porque eran compañeras, pero la comprometió a combatir la corrupción, una de las causas para la decisión de Maggi.
Entonces me hice reportero de prensa y Sandra continuó en la radio hasta el desastre de La Josefina, cuando decidió emigrar al cantón Gualaceo, donde por necesidad de información se creó el semanario El Pueblo; allí inició su recorrido por la prensa escrita.
Recuerdo también aquella mañana en la que The New York Times nos invitaba a participar en un proyecto conjunto: seguir la ruta del emigrante. En la oficina del director de EL TIEMPO y cuando ya era el editor general, lanzábamos la propuesta a los dos periodistas cuyos perfiles vimos como los más apropiados para el viaje. Jaime, el más opcionado, desistió por temor. Sandra, que ya había propuesto un proyecto similar, tomó el reto: se fue en un destartalado barco hasta Guatemala, donde fue retenida por los coyoteros centroamericanos para exigir un pago adicional al que The New York Times ya había hecho por el viaje.
Recuerdo aquella noche cuando los padres de Sandra llegaron a mi casa en busca de información, porque ella apenas se había despedido, sin contarles del proyecto. Y recuerdo también aquel domingo en que me llamó por celular desde su forzado encierro a advertir que está amenazada por los coyoteros. Y se me viene a la mente también todo lo que hicimos sus amigos para reunir el dinero y liberarla.
La recuerdo, orgullosa, en las páginas de la prensa nacional, con su merecido premio Jorge Mantilla Ortega al mejor reportaje. Y ella aclarando que no era su historia, sino la de miles de ecuatorianos que todos los días abordan esos destartalados barcos en busca de un mejor porvenir.
Incondicional con los amigos. Abogada y profesora universitaria. Uno de los pocos patrimonios que tiene la ciudad en materia periodística.
Cuando trabajaba en EL TIEMPO era la encargada de las entrevistas confrontadoras con los representantes del poder, por su agilidad mental y frontalidad. Por eso, y pese a las diferencias que tenemos ahora, me dolió cuando alguien la trató públicamente de “gordita horrorosa”.
Y me dolió no por quién lanzó la ofensa, el excelentísimo Correa, porque ya sabemos que el poder vuelve arrogante a la gente, sino porque fue una ofensa pública, esas de las que precisamente nos cuidamos los periodistas que actuamos de forma ética.
Y como decía un compañero del Diario, el excelentísimo señor Presidente ya ha dado carne para que los medios se embelecen y le tengan en sus páginas. Lo cierto es que nuevamente el excelentísimo se equivocó, y quizá hasta ahora no se da cuenta de que la dama a la que incansablemente busca y llama “la Majestad de la Presidencia”, le sigue siendo esquiva, porque él mismo no da motivos para ganársela…

¿Y usted qué opina?

P.d. La foto fue tomada del portal de la Presidencia de la República.

martes, junio 05, 2007

Que algo no funciona bien

Por Rubén Darío Buitrón

Me invitan a una charla para estudiantes de periodismo. Son de dos universidades, una privada y una pública. Me invitan para hablar de la vocación, de la calidad de los medios en el Ecuador, de las críticas del Presidente, del cierre del canal RCTV en Venezuela.
Debo decirles cosas útiles, que les sirvan. Por ejemplo, que algo no funciona bien en un país cuando los periodistas se convierten en protagonistas de las noticias, que algo no funciona bien en un país cuando el poder político pone en la agenda pública el tema de la calidad de los medios pero olvida la pedagogía y privilegia el ataque.
Les digo que el caso de Venezuela es un abuso de poder. Un abuso de poder y una demostración de la fragilidad de esa revolución: hay que callar a los opositores en lugar de reforzar el proceso social con proyectos de largo plazo, con una progresiva inclusión de los sectores más diversos. ¿Qué argumentos sólidos tendrían los adversarios políticos si el gobierno abriera el abanico democrático para intentar que, pese a los disensos, la sociedad marche por un camino de certezas?
Les digo también que en el Ecuador se vive un momento histórico para el periodismo. Que más allá de que a las puertas de las elecciones para asambleístas el mandatario camine hacia la reconciliación con la prensa para recuperar espacios perdidos, los medios deben enfrentarse a sus espejos, promover una autocrítica profunda, reflexionar sobre el papel que deben cumplir en esta coyuntura, luchar por no reflejar intereses de grupos o élites, evitar el facilismo de dar a la gente lo que quiere en lugar de entregar a la sociedad lo que necesita, evitar que sus contenidos se pierdan en la superficialidad, la inmediatez, el exceso de estrellato, opiniones y juicios de valor en lugar de información que construya ciudadanía, conciencia, autonomía, capacidad de decisión social propia.
Les digo también que el verdadero poder de los medios está en las audiencias, en sus audiencias. Y que son esas audiencias las únicas con derecho a poner en off el control remoto de la televisión, las únicas con derecho a cambiar de dial la radio, las únicas con derecho a ignorar a la prensa escrita que no lucha cada día por ser una expresión pluralista, profunda, novedosa y fresca de la realidad nacional.
Y les digo también que tengan cuidado con el concepto de medios alternativos. Que no se trata de decir “lo contrario” sino de decirlo con calidad. Que hay que hacer una prensa de excelencia para tener la autoridad moral de criticar a la “otra prensa”. Que si la izquierda quiere hacer periodismo este no será bueno por ser de izquierda sino porque deberá hacerlo bien. Que no satanicen a los medios tradicionales porque adentro hay decenas de periodistas que cada día se juegan, gente que aporta a la construcción del país, gente que lucha por elevar su nivel.
Les aconsejo que sean éticos, rigurosos, que no sean conformistas, que sepan manejar las contradicciones. No sé qué más puedo decir.

miércoles, mayo 23, 2007

¿Periodismo nacional o periodismo de provincia?

Ramón Barreras Ferrán

Fue quizás la sapiencia de Luis Sexto, la agudeza mental de José Alejandro o los argumentos de Víctor Joaquín los que influyeron definitivamente para que me decidiera a escribir estas líneas. Pero eso lo explicaré al final.
Nunca me ha parecido bien que en el Noticiero Nacional Deportivo exista una sección titulada “Desde provincias”, con las informaciones procedentes de cualquier parte del país, menos de la capital. Y me he preguntado: ¿ Ciudad de La Habana no es una provincia? ¿O es que hacen predominar la consabida disquisición entre lo estrictamente nacional y lo estrictamente territorial, sólo a partir del sitio donde se genere? Realmente no encuentro adecuada la clasificación.
Está también el tema –y la polémica— de los enviados especiales. No de los que salen al extranjero a darle cobertura informativa a hechos diversos, sino a los que las direcciones de los órganos mandan a las provincias del país desde las redacciones centrales cuando ocurre un hecho de trascendencia (léase huracán, visita de alto nivel, inauguración de obras…), a pesar de que en la mayoría de ellas (para no decir en todas) funcionan corresponsalías con periodistas y fotorreporteros capaces. Y eso ocurre también ahora con los municipios, en muchos de los cuales hay emisoras radiales y corresponsalías de Televisión. La historia se repite. Los agraviados antes por la llegada de “los nacionales”, en ocasiones inesperada y sin previo aviso, agravian ahora a “los municipales”. A nadie, absolutamente, le agrada que lo menosprecien profesionalmente o le impongan decisiones sin el elemental sentido de la persuasión, tan socorrido desde hace mucho por los estudiosos de la Comunicación.
Y no miro el asunto desde la óptica estrictamente territorial y mucho menos con celos baldíos, pues tuve la oportunidad de laborar durante quince años en un periódico nacional y me siento muy a gusto en mi periódico cienfueguero. Es que resulta absurda la diferenciación, ese tipo de límite, de clasificación entre lo estrictamente capitalino y lo del resto del país.
Hay naciones en las cuales muchas redacciones de los medios de difusión con alcance o circulación nacional están en ciudades del mal llamado “interior”. En Centroamérica, por ejemplo, conozco varios.
Cuba tiene la singularidad de tener un periódico en cada provincia, incluyendo al municipio especial de la Isla de la Juventud, y emisoras radiales y telecentros de TV, y han comenzado a proliferar las plantas de carácter municipal, como materialización de un principio básico de los procesos comunicativos: acercar cada vez más los mensajes --y algo muy importante: la cultura-- a los receptores.
Pues me atrevo a asegurar, sin temor a la equivocación, que en ese mal denominado “interior del país” (¿dónde se encontrará el exterior?) se hace un periodismo de altura, similar o superior en ocasiones al de medios de alcance nacional. Porque en el caso cubano, el periodismo es uno, con características de identidad muy sólidas, apegado a la creación y a lo más genuino del arte, y fiel y revolucionario hasta los tuétanos, como el pueblo mismo.
No son pocos los festivales y concursos en los cuales los lauros mayores van a parar a manos de creadores que laboran en los medios con alcance o circulación provincial, sencillamente, porque el tamaño del espectro no determina el resultado. El Premio Primero de Mayo-2007, convocado por la CTC, fue muestra fiel de ello. “Dondequiera cuecen habas”, y hay periodismo bueno y malo lo mismo en un órgano de prensa territorial que nacional.
Es cierto que en la conciencia humana y sobre todo, de los que evalúan es muy difícil influir de manera definitiva con algunas líneas de opinión, como éstas, porque el convencimiento es una acumulación de mensajes, como bien establece la Teoría de la Comunicación. Pero sería saludable, a la hora de considerar lo que se hace en términos periodísticos, diferenciar menos y no establecer estigmas geográficos.
Soy de los que piensa que el periodismo cubano tiene tantas virtudes y defectos como cualquier otro, y hasta me inclino a afirmar que desanda caminos acertados en varias direcciones, superiores incluso, en su concepción y materialización, al de algunos países del área con más recursos materiales y financieros.
Y recientemente, Luis Sexto, “Pepe” Alejandro y Víctor Joaquín me lo ratificaban en una animada charla. Ellos, con una basta experiencia en la profesión, conocedores de lo que se hace a lo largo y ancho del archipiélago porque lo recorren en actividades, encuentros, conferencias y talleres, afirmaban que en muchos medios provinciales se está haciendo un periodismo que descuella por la calidad y marca pautas profesionales.
Nuestro periodismo es sencillamente cubano, independientemente donde se genere. Por tanto, no resulta válido –ni lo será nunca— establecer una diferencia conceptual tan marcada entre lo nacional y lo provincial.

lunes, mayo 14, 2007

En El Norte se desnuda a Daniel Samper Ospina



¿Un taller sobre crónica? ¿Y qué puedo enseñar yo sobre crónica, cuando sobre este género hay muchos maestros en el país?
Fueron dos de las reflexiones que me vinieron inmediatamente después de la invitación de mi amigo Rubén Darío Buitrón para hablar sobre este género periodístico en el diario El Norte, de Ibarra, donde actualmente se desempeña como asesor editorial.
Tras revisar alguna bibliografía, fui a Ibarra y tres días después tenía una sensación de haber aprendido más sobre crónica, en una especie de reflexión colectiva sobre el oficio.
Una de las grandes lecciones fue que debemos creer más en nosotros mismos, que con autocrítica y disciplina podemos llegar a hacer un buen periodismo (no solo crónicas) desde cualquier trinchera en la que nos encontremos. Y un ejemplo de ello fue el ejercicio que hicimos con un texto del periodista colombiano Daniel Samper Ospina, director de la revista SoHo. Su crónica La Habana en una jinetera, fue tomado para la lectura colectiva sobre cómo incursionar en este género. Al final la conclusión fue diferente:.

Veamos:
- Es un texto muy bien logrado, que transmite muchas sensaciones y graficas varios escenarios.
- El respeto por el idioma es de una limpieza ejemplar. Denota dominio por parte del periodista.
- El periodista está suficientemente documentado. Es decir, no solo escribe bonito, sino con solvencia.

Pero…¿Samper Ospina conoció verdaderamente a Magally, la jinetera de la historia? Pues en el grupo de periodistas del diario El Norte, no todos estaban convencidos: algunos motivos.
- La diferencia del tono descriptivo entre Magally y la Habana, es diferente. “Se nota que realmente recorrió Habana la Vieja, pero está distante de Magally, la jinetera, con quien es más duro”, fue una conclusión. Ejemplo: (Sobre Magally) A esta mujer no hay que hablarle. No hay que decirle nada. Sin mayores pretensiones eróticas, cuando esta mujer está con el cliente hace un trabajo mecánico, parecido al de doblar una camisa…(Sobre La Habana) El sol les cae por encima y todas esas casas gigantes y viejas, carcomidas por el tiempo, pero alumbradas todavía por el color que alguna vez tuvieron, se ven grandiosas. Están impregnadas de una nostalgia insoportable.
- Ciertos datos no concuerdan. La descripción casi fotográfica de: Es de tener en cuenta que la selva del pubis le rebosa el borde de los calzones. Que tiene poblada las axilas; está divorciada de lo que muestra la fotografía: un cuerpo lampiño.
- Me contó todo esto durante dos horas y luego, con la noche ya entrada, se fue calle abajo: esta mujer, Magally, que tiene 19 años, y sueña con Brad Pitt, y abre los ojos mientras la descosen por dentro sobre una cama vieja y oxidada. Este es el último párrafo y se armó un debate que llegó hasta lo ético: al final ¿se acostó con la jinetera? ¿Era necesario para vivir a fondo la crónica?

Interesante discusión de los entrelíneas de un artículo publicado en la revista SoHo, al que usted también puede sumarse ingresando a
http://www.soho.com.co/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=5208
y luego dándonos su opinión.

jueves, abril 26, 2007

La “alfombra roja” de la “apenas” del Ecuador

Desde el nombrecito desentonaba con un evento de la categoría de la IX Bienal Internacional de Pintura de Cuenca: “Desde la alfombra roja”
Sí. El nombrecito confirmaba esa peligrosa tendencia que cada vez es más evidente en los medios de comunicación ecuatorianos: la farandulización.
El canal: Telerama.
El Objetivo: informar todos los detalles de lo que al menos una de las presentadoras calificó tres veces seguidas en un mismo párrafo como un “importante acto cultural”.
La estrategia: cuatro entrevistadores, dos a la entrada, una en la platea alta y otra en la baja, entrevistando solamente -otratendencia frecuente en los medios de comunicación- al poder.
Y así pasaron desde el alcalde de la ciudad, el gobernador, concejales, coordinadores, jefes de las periodistas, hasta la embajadora de los Estados Unidos. Y los pobres respondiendo unas peguntas del calibre de: “Y el gobierno cómo ha apoyado a este importante evento”, sumada a la repregunta de “Y el gobierno cómo seguirá apoyando a importantes eventos como este”.

¿Y de lo que la comunidad debe conocer sobre la Bienal? Nada.
Apenas una breve referencia de la polémica por la homofóbica posición de un funcionario municipal que se atrevió a censurar una propuesta por el simple hecho de que el autor intentó compartir un momento suyo junto a su novio, mediante una valla pública.

¿Y sobre la información de los lugares, museos, plazas y calles en los que se ha instalado la Bienal? Nada.
Apenas la lectura apresurada de la información estadística del evento, y el relato casi deportivo del ingreso de los invitados, claro, todo auspiciado por lavadoras Mabe, y además “gracias al diseñador Luis Tippan (Tipán) por cederme el vestido para esta noche “.

Y como en esta tranquila madrugada en Ibarra no queda más que soportar, luego de la deportiva y farandulera “alfombra roja”, al pesado del Lobo y al anticuado del Marco en TV Clips, mejor me duermo para mañana seguir con el taller de crónicas con un puñado de periodistas que sueñan con ser mejores, y no como aquellos de televisión de la “apenas” del Ecuador.

Y usted, si también vio la “alfombra roja”, qué ¿opina?

martes, abril 24, 2007

La implacable policía, la implacable prensa

Anita tenía trece años cuando dio con mi familia. Vivía en una parroquia cercana y llegó solicitando trabajo. En casa necesitábamos esa ayuda así que la contratamos: el pago sería quincenal y le daríamos afiliación al seguro social; el trabajo sería entre las 08:00 hasta las 17:00; sábados hasta el mediodía.
Tres meses después confirmamos lo que ya habíamos sospechado. Anita nos estaba robando sistemáticamente. Pero antes de correrla o denunciarla, analizamos qué estaba sucediendo. Lo que sistemáticamente desaparecía era arroz, azúcar, unas fundas de leche…es decir ella y su familia tenían hambre, por eso robaba comida…así que decidimos hacernos de la vista gorda, no presentar reclamo alguno y buscamos acercarnos más a la familia: una madre alcohólica y un hermano detenido varias veces.
Anita tartamudeaba, y por eso la maestra de una de mis hijas propuso que la despidamos, pues María Elisa empezó a tartamudear. A Anita la dejamos de ver luego que financiamos un tratamiento dental para ponerle una prótesis…Además la pusimos en manos de una especialista del Sistema Red de Prevención del Maltrato a Niños y Niñas, SIREPAN, que le ayudó con sus maltratos y baja autoestima.
La lección que nos dejó el paso de Anita por la vida de nuestra familia es que hay gente dispuesta a hacer lo que sea por el hambre de los suyos…incluso robar…y aunque nada justifique el hecho de delinquir, debemos tener presente los motivos y las consecuencias de estos hechos si se hacen públicos…

La reflexión la hago a propósito de una información publicada en el diario en el cual soy editor…el 27 de abril se expuso una información sobre la detención de una persona, luego que fuera denunciada por otra que se decía víctima de robo por parte del acusado. La Policía, implacable y diligente, organizó una rueda de prensa en la que mostró al sospechoso con las pruebas del delito: una carabina que se utiliza para cacería y un par de zapatos. Eso era todo.
La nota se publicó en contraportada, con fotografía a color y con los nombres completos del sujeto.

¿Y la presunción de inocencia?
¿Y el derecho a la honra ajena y la protección de los nombres de los acusados?
Esas fueron un par de preguntas lanzadas por correo electrónico por un colega que vio la nota en la edición electrónica…y entonces claro, caímos nuevamente en el error que se desliza por una de las principales causas: el exceso de confianza…
Y nuevamente fuimos víctimas de la implacable Policía y su departamento de relaciones públicas…

lunes, abril 09, 2007

El Tin y “mi Capi”



Por Rubén Darío Buitrón
En el Ecuador ocurren casos vergonzosos en la relación entre el poder y los medios. Y es más burdo en el ámbito deportivo.
Ya sucedió con el caso Bolillo, el 8 de mayo del 2001. A las 21h30, en la cafetería del hotel Hilton de Guayaquil, seis individuos, entre ellos Jacobo Bucaram Pulley, primer hijo del prófugo ex presidente Abdalá Bucaram, y Joselo Rodríguez, dirigente del club Santa Rita de Vinces, en el que jugaba Dalo Bucaram, agredieron a Hernán “Bolillo” Gómez y a sus acompañantes, entre ellos el capitán Vinicio Luna.
Gómez recibió el impacto de la cacha de una pistola en la nariz y Rodríguez efectuó tres disparos. Uno de ellos impactó a Gómez en una de las piernas.
El episodio nunca quedó claro. A la prensa se le pidió silencio “por el bien del país” (la Tricolor estaba en camino hacia el mundial en Japón-Corea) y los medios callaron.
Un periodista valiente, ético y sin ataduras hubiera escrito un libro aleccionador sobre las relaciones del fútbol profesional con los partidos políticos y las de la prensa deportiva con la oscura dirigencia. Habría bastado investigar las presuntas promesas hechas a Bucaram para que su hijo jugara en la Tri y mirar qué periodistas deportivos, tomados del brazo del Emperador, participaron en la “multitudinaria” marcha en Quito para pedir al Bolillo que no renunciara al equipo.
Con el tiempo se comprobó que las clasificaciones al mundial fueron mágicas: la emoción, el orgullo y el patriotismo pelotero lograron que el país olvide aquel suceso y gracias al silencio mediático el Emperador siguió acumulando poder.
Seis años después son claros los efectos de ese silencio. Con su enorme arrogancia, el Emperador no perdonó que Agustín Delgado, uno de los jugadores más honestos y brillantes que ha dado el fútbol ecuatoriano en los últimos años, exigiera públicamente que se cancelara a los jugadores los premios económicos ofrecidos por la federación. Pocos meses bastaron para que el Emperador se tomara la revancha del Tin cuando éste perdió la cabeza en un partido entre Liga y Barcelona al finalizar el torneo 2006.
Al Tin lo sancionaron por un año y no puede jugar en ningún club no solo del país sino del mundo. Delgado quedó sin ingresos y también la fundación infantil que él auspicia en El Chota.
Se trata de un burdo acto de racismo y revanchismo que contrasta con la premura del Emperador para abrir los brazos a su hijo pródigo, Vinicio Luna, quien vuelve a la selección tras once meses de cárcel por haberse involucrado en un presunto caso de coyoterismo en la embajada de Estados Unidos.
Es paradójico, aunque ya no sorprende, que la lucha del Tin no tenga los espacios mediáticos que merece. Días antes, en la puerta del penal García Moreno, los periodistas deportivos transmitieron en vivo la salida de quien ellos, con una confianza que cruza los límites de la ética periodística, llaman “mi Capi”. Y el Emperador, siempre tan sonriente, comprobó de nuevo la facilidad con la que la prensa deportiva “da vuelta a la página”.

miércoles, marzo 21, 2007

¿Por qué Toyota es Toyota?


Simple: porque hay periodistas dispuestos a escribir cualquier cosa a cambio de un viaje a Japón o Venezuela, con todos los gastos pagados.
Por qué Toyota es Toyota es un concurso que una agencia publicitaria lanzó al interior de las salas de redacción de diarios, revistas radios y canales de televisión.
La estrategia: responder a la pregunta ¿Por qué Toyota es Toyota?
El objetivo: valerse de la credibilidad de los medios para que sean esos mismos medios quienes, cuando el artículo esté publicado, sean los que asuman ante sus audiencias las razones de por qué Toyota es Toyota, claro con textos forzados por la premura de ganarse el premio.
¿Cómo involucrar no solamente a los periodistas deseosos de viajar gratis a Japón o Venezuela, sino también a los medios?
Pues a más de la convocatoria, se remitió una carta a los directores de los medios de comunicación para que motiven a sus periodistas a participar, y a cambio la agencia de publicidad “pautaría” el artículo de esos periodistas en los medios a los que pertenecen. Es decir se tendía el gancho de “su periodista escribe y nosotros le pagamos la publicación de su periodista”. Así, el periodista gana, el medio gana, la agencia gana, y Toyota gana.
Los grandes perdedores: la INDEPENDENCIA y la ÉTICA

Cuando la convocatoria llegó a la redacción del diario en el que soy editor general, esbocé una sonrisa y pensé en la máxima del maestro Ryszard Capuscinski: “los cínicos no sirven para este oficio”.
Pero cuando revisé las revistas Diners, Soho, National Geograpihc, y otras donadas a la redacción, como Anaconda, en sus páginas estaba el ansiado artículo de por qué Toyota es Toyota.
Y no es que tenga nada contra Toyota, sino que realmente desconcierta saber que hay periodistas dispuestos a decir cosas como “…cuando uno se siente satisfecho y con sus expectativas cumplidas experimenta una sensación inigualable, algo que lo puede explicar solamente quien tiene un Toyota. Por eso un Toyota es un Toyota…” o “En Toyota se fabrican vehículos convencidos de que cada día se deben depurar los procesos para que estos sean menos contaminantes…”

Para confrontar esta hilarante historia, recurro a una experiencia expuesta en el libro “Por un periodismo independiente, Cómo defender la ética”, de Eugenie Goodwin:
Don Bluhm, reportero del Milwaukee Journal, realizó una serie de artículos sobre la recuperación de México en la parte turística, tras el terremoto de 1995. Dos meses después de publicados los trabajos, le llegó una convocatoria a un concurso sobre “artículos de prensa sobresalientes que contribuyan a clarificar la imagen de México”. Bluhm presentó sus artículos y ganó el segundo lugar: 12.500 dólares; 12 y media veces más de lo que un ganador de un Pulitzer recibe en los Estados Unidos.
Los editores del Milwaukee Journal investigaron a los patrocinadores del concurso y los identificaron: el Secretario de Turismo de México, los presidentes de dos organizaciones nacionales de viajes y el presidente de una cadena de hoteles de México. Entonces, editores y periodista en conjunto llegaron a la siguiente conclusión: “Un concurso orientado a la promoción del turismo en México asume la apariencia de un conflicto de interés que compromete la credibilidad de periódico”. Decidieron devolver el premio.

Y aunque Bluhm, que se quedó sin el dinero pero con su ética y credibilidad intactas, nunca llegue a tener un Toyota, y por ello tampoco descubrir por qué un Toyota es un Toyota, sí sería importante saber de todo esto…

¿usted qué piensa?

martes, marzo 20, 2007

Prensa crítica y prensa en crisis

Rubén Darío Buitrón

Una prensa crítica es responsable. Contribuye a la construcción de un país democrático, diverso, consensual, reflexivo, analítico y tolerante. Junto a sus audiencias lucha contra la corrupción y contra quienes están detrás de ella (partidocracia, poder económico, intereses estratégicos internacionales, ciertos sindicatos, cierta fuerza pública, cierta jerarquía religiosa).
Una prensa en crisis es irresponsable. Contribuye al analfabetismo político de la sociedad, a la desazón general, a la espiral del caos, a la violencia, a la pérdida de credibilidad en las instituciones, al desprestigio de las ideas sociales, a la satanización de la política y los políticos, a la insensibilidad humana, a la frivolidad, al humor burdo.
Una prensa crítica pone en escena los problemas del país con serenidad, calidad y profundidad. Es equilibrada e inteligente. Contextualiza los hechos, intenta ubicarlos en su real dimensión, muestra antecedentes y consecuencias, investiga cada detalle, no es ingenua, no cae en la trampa de los maquiavélicos con máscara de víctimas.
Una prensa en crisis pone en escena los problemas del país sin pensar en los graves efectos sociales que puede generar una información mal hecha, escandalosa, prejuiciosa, sin equilibrio, con fuentes no confrontadas. Su agenda y su distribución temática tiene una prioridad: hacer daño o ganar raiting.
Una prensa crítica no se deja manipular ni influir. No se considera “cuarto poder” ni intenta dar lecciones de conducta a la sociedad. Es, antes que crítica, autocrítica: reconoce sus errores, trabaja en sus limitaciones, acepta observaciones, no se cree infalible y está en permanente renovación de sus valores democráticos, cívicos y éticos.
Una prensa en crisis se deja manipular e influir. Se considera “cuarto poder” y desde el punto de vista de las excluyentes elites económicas y políticas intenta dar lecciones de conducta a la sociedad. No es autoanalítica, no reconoce sus errores, se cree intocable y olvida que la credibilidad tiene directa relación con sus valores democráticos, cívicos y éticos.
Una prensa crítica hace pedagogía social. Educa. En ella se reflejan los ciudadanos para debatir con franqueza, expresarse con libertad, integrar un abanico temático e ideológico que refleje todas las corrientes.
Una prensa en crisis no hace pedagogía social. Maleduca. En ella caben la especulación, el sensacionalismo, los hechos mal contados, las fuentes interesadas, los estigmas, la discriminación, el regionalismo.
La prensa crítica asume su rol social e intenta cumplirlo en cada titular, texto, palabra, noticia, opinión. La prensa en crisis no asume su rol social y bloquea el desarrollo nacional y el pensamiento colectivo. Ambas tienen el derecho a exigir cuentas a los gobernantes, pero ambas también deben rendir cuentas a sus audiencias: la opción es quién hace periodismo para la gente común y quién hace periodismo para el poder. Los ciudadanos sabrán elegir a quién creer y a quién ignorar.

http://www.simbolosdelibertad.com/2007/02/21/el-poder-de-las-cadenas-radiales/

miércoles, marzo 14, 2007

El ADN y la paternidad de la imprudencia

Una nota periodística publicada en un diario local de Cuenca, sobre la determinación de una “paternidad post mortem” mediante pruebas de ADN, ha puesto en evidencia dos cosas: cómo ha avanzado la aplicación de la ciencia en casos de indagaciones civiles y penales, y cuán ilusos podemos llegar a ser los periodistas.
Me explico: tratar el tema de la paternidad en una nota que oculta al hijo no reconocido (se lo llama Juan, para “protegerlo”) pero identifica al supuesto padre, Arcesio Rigoberto Ochoa Chica, “don Arcesio”, deja flotando las preguntas de ¿me deben interesar los trapos sucios de Arcesio? ¿Y esto, en qué me aporta?
El meollo es que “don Arcesio” tuvo una relación extramarital de la que nació Juan, y ahora, dos años y nueve meses después de la muerte del que quiso llamar papá, puede obtener el ansiado apellido y allanar el camino para conseguir parte de lo que la misma nota deja ver como las reales intenciones de Juan: “estar en capacidad de hacer valer sus derechos como hijo legítimo...pues don Arcesio dejó una cuantiosa fortuna (haciendas, vehículos, acciones en empresas constructoras, cuentas de ahorro y de crédito, etc.), la que a través de los caminos legales la pretenden sus hermanos y sobrinos...”
Expongamos mejor este llamado a la reflexión de los periodistas:
¿Una historia privada, muy personal de “don Arcesio”, sus relaciones extramaritales y los constantes reclamos de Juan y su procurador judicial, deben trascender el ámbito de las comisarías o los juzgados hacia los medios de comunicación? Definitivamente creo que no, por el bueno nombre que todos se merecen -aún después de muertos- y el respeto de los familiares de "don Arcesio".
Al parecer, en este caso, a través de la presión mediática se quiere lograr un pronunciamiento judicial a favor de Juan, que de paso y personalmente considero libra una injusta batalla en la que no recapacita en el daño moral que le causa a un difunto señor al que se le saca los cueros al sol sin darle la posibilidad de defenderse ni de explicar por qué no quiso reconocerlo, ni tampoco hacerle partícipe de su “cuantiosa fortuna”.
Si el ámbito legal le permite tomar ese camino legal a Juan, pues el periodístico no. Y eso no lo debe saber Juan, sino el redactor que se atrevió a hacer públicas las intimidades de una familia, maquillándolas también con párrafos al estilo de “Si finalmente la Primera Sala Especializada de lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Azuay dicta sentencia a favor de Juan, el reconocimiento post mortem será el primero que suceda en el Ecuador y acaso en América Latina”.
Apasionada defensa a favor de la paternidad –cuyo mayor beneficado en este caso es Juan- pues su interés parece ser únicamente la “cuantiosa fortuna”. Todo derecho tendrá Juan, pero es un campo vedado para la prensa por consideraciones éticas y morales, como aquel de difundir la intimidad familiar para facilitar el acceso a una herencia.
Otra cosa hubiera sido explicar, por ejemplo, los procesos de identificación post mortem en las investigaciones civiles y penales que se aplican en la actualidad, sin siquiera mentar toda la historia privada de Juan y "don Arcesio".

En la red se puede leer la primera parte de esta historia en
http://www.elmercurio.com.ec/web/titulares.php?seccion=fzuyEtT&codigo=iBgI0GUYe7&nuevo_mes=08&nuevo_ano=2006&dias=29¬icias=2006-08-29

Y después de leerla, ¿usted qué opina?

viernes, marzo 09, 2007

Hábitos profesionales de los periodistas latinoamericanos


Por Oscar Ordóñez A.
Trabajan a tiempo completo. Tienen menos de cuatro horas para entregar sus notas de prensa. Son periodistas de escritorio más que de calle. Y casi todos prefieren a la entrevista exclusiva como fuente primordial de información, por encima de una rueda de prensa o los documentos que existan sobre el tema que escriben.

Así trabajan los hombres y mujeres de prensa en casi toda la región. El estudio "Hábitos de trabajo del periodista latinoamericano", investigación impulsada por la Fundación Konrad Adenauer y el Instituto Prensa y Sociedad (Ipys), ambas organizaciones de Lima, Perú, lo acaba de demostrar.

Este estudio encuestó a 182 periodistas de 11 países: Argentina (20), Bolivia (20), Chile (15), Colombia (20), Ecuador (20), Guatemala (20), México (18), Paraguay (12), Perú (10), Uruguay (11) y Venezuela (16).

Si bien este universo de periodistas no representa a la totalidad de reporteros de América Latina, a juicio de Paul Linnarz, director del Programa Regional "Medios y Democracia en América Latina" de la Fundación Konrad Adenauer, del Perú, y encargado de comentar esta investigación, explica que "las respuestas de esta encuesta ya contienen cierta información valiosa", que permiten proyectar ideas generales sobre las condiciones logísticas, humanas y éticas de trabajo de los periodistas.

Las encuestas se realizaron sólo en las ciudades capitales de estos países en marzo de 2004. En el caso de Bolivia, sólo en La Paz.

Los resultados de este estudio, que se encuentran en un disco compacto y cuya propiedad intelectual pertenece a la Konrad Adenauer, se entregaron hace poco, en la última reunión de corresponsales del Ipys, en Lima, Perú.

De los 182 periodistas encuestados, 90 escriben para los periódicos; 39 trabajan en radio; 37 en televisión; nueve pertenecen a agencias de noticias y siete se desempeñan en páginas de internet.

Esta encuesta de 34 preguntas se dividió en tres partes, cuyo fin trata de conocer con qué herramientas técnicas trabajan los periodistas dentro de sus respectivas salas de redacción; así como sus hábitos de trabajo y sus cualidades profesionales.

Contra el tiempo

Este estudio demuestra que la mayoría de los periodistas de América Latina
(84 por ciento) trabaja contra el tiempo. Y cerca de la mitad de los encuestados dispone de menos de cuatro horas para entregar sus notas de prensa (43).

En Bolivia y Guatemala, por ejemplo, todos los periodistas (100 por ciento) dijeron que trabajan a tiempo completo. En el caso de nuestro país, este apunte coincide con el "Retrato del periodista boliviano", de Raúl Peñaranda, cuando dice que "menos de un tercio de los periodistas trabaja una jornada normal de ocho horas o menos. La jornada típica de un periodista puede tener incluso 12 horas de trabajo continuo".

Volviendo a la encuesta latinoamericana, en Ecuador (95), Colombia (95), Perú (90), Venezuela (94), Chile (80), Paraguay (80) y Argentina (85) y México (78) el tiempo apremia también a los periodistas.

Uruguay, al parecer, no refleja la realidad boliviana. El 27 por ciento de los encuestados dijo que trabaja a tiempo completo, mientras que el 73 por ciento lo hace a tiempo parcial.

Y cuando la encuesta les pide que detallen de cuánto tiempo disponen para elaborar su nota de prensa, desde su concepción hasta la entrega final, se notan las diferencias.

Por ejemplo, seis de cada diez periodistas bolivianos deben entregar sus notas de prensa en menos de cuatro horas.

En México, en cambio, se lo toman con más calma: sólo el seis por ciento de los periodistas entrega sus notas de prensa en menos de cuatro horas. Y el
61 por ciento lo hace entre cuatro horas y una jornada de trabajo. Un 17 por ciento entrega sus notas entre dos y cinco días; y el resto de los periodistas en una semana o más.

Periodistas de escritorio

El 56 por ciento de su tiempo de trabajo los periodistas latinoamericanos lo pasan en la oficina. Y el 44 restante, en la calle recabando informaciones y datos para ir a la sala de redacción y terminar sus notas de prensa.

Sin embargo, las diferencias entre un país y otro resultan interesantes. Por
ejemplo: los periodistas argentinos pasan frente a su computadora el 85 por ciento de su tiempo. La diferencia la marcan los colegas guatemaltecos:
ellos reparten su tiempo entre el 62 por ciento en la calle frente al 38 restante en la oficina.

Más de la mitad de su tiempo, los periodistas de México (66), Uruguay (65), Ecuador (62), Chile (59), Colombia (58) y Venezuela (58) permanecen en el trabajo. Pero Bolivia registra una distribución de horas casi equilibrada.
El 47 por ciento de su tiempo los periodistas están en la oficina y el 53 restante en la calle.

La tendencia revela que tenemos periodistas de escritorio. He aquí uno de los elementos para considerar que su cansancio se deba a las largas horas de trabajo que permanecen frente a sus computadoras. Según el periodista polaco Riszard Kapuscinsky lo ideal es que el periodista se interne en el mundo del cual va a escribir. Y por lo visto eso no ocurre con los encuestados.
Además, claro está, este estudio se llevó a cabo sólo en ciudades capitales de los 11 países. Y el periodismo de ciudades intermedias, provincias o pueblos, por lo visto, no se parece al de la capital.

Así lo dice el informe del capítulo argentino de este estudio: "El número de encuestados elegidos (20) nos obliga a señalar que este resumen es apenas una muestra bastante sesgada y caótica de estos hábitos de trabajo en la ciudad de Buenos Aires, el lugar en la Argentina con mayor concentración de medios de comunicación, y, por ende, mayor cantidad de trabajadores de prensa. Pero difícilmente estos hábitos se repiten en estas proporciones en otras ciudades, debido a la falta de infraestructura, conectividad y a la existencia de otros ritmos y tiempos en la producción informativa".

La entrevista, noticia de primera mano

Dentro de una escala de valores (donde 0 equivale a Nunca; 1 a Casi nunca; 2, Muy rara vez; 3, Muchas veces; 4, Casi siempre y 5, Siempre) se pidió a los periodistas que indiquen la importancia que para ellos tienen las siguientes fuentes de información: a) Nota de prensa o material enviado por la fuente; b) Declaraciones tomadas en conferencia de prensa; c) Entrevista exclusiva con la fuente; d) Información background (libros, otros artículos sobre el tema); e) Páginas web del Estado; f) Páginas web privadas; g) Opinión personal, reflexiones propias; h) Análisis de cifras, balances, estadísticas; i) Información de otros medios.

El promedio de respuestas giró sobre la entrevista en exclusiva con la fuente (4). Los incisos e, f, g, i tienen un promedio de "Muy rara vez" (2).
Y en cuanto a los análisis de cifras, balances y estadísticas, la respuesta gira en "muchas veces" (3).

Pero la tabla de manera independiente nos dice que en México sopesan más las notas de prensa o material enviado por la fuente (4); en cambio, Bolivia, Guatemala y Perú le restan importancia a ese tipo de información (2).

La conferencia de prensa la valoran en Bolivia, Guatemala, Paraguay y Venezuela (4). Y cuando se les pregunta sobre la entrevista exclusiva con la fuente, Argentina, Bolivia, Colombia, Chile y Venezuela la prefieren más que a nada (5).

Respecto al inciso d) como fuente de información, México la tiene como su favorita (5). Los periodistas de Paraguay casi nunca recurren a la información contenida en libros o artículos sobre el tema (1). En el caso boliviano, los periodistas muy rara vez recurren a este tipo de información
(2) para elaborar sus notas de prensa.

Conclusiones

Este estudio saca a la luz que los periodistas "-que apenas tienen tiempo para una investigación fundamentada- requieren de apoyo".

Para Linnarz, los medios de comunicación deben recibir informaciones exclusivas vía internet sobre varios temas, y llenar "los vacíos de la demanda periodística".

Algo así como "noticias a la carta para los periodistas". La ventaja de este servicio, dice Linnarz, brindará una especialización en temas concretos. Y se combatiría la poca seriedad en el servicio de noticias que algunas páginas virtuales vienen ofreciendo.

Así, nos animamos a pedir a estos servidores el estofado boliviano de la crisis política del presidente Mesa, y "saber todo cuanto se ha cocinado sobre la agonía, muerte y entierro del Papa Juan Pablo II. Ah, incluya fotos, por favor".


http://www.saladeprensa.org/art613.htm

lunes, marzo 05, 2007

Disneylandia y la provincia 23


Por Rubén Darío Buitrón

La polémica por la provincia 23 ha puesto en apuros a la prensa nacional. Sin pensarlo mucho, la mayoría de medios tomó el atajo fácil: convertirse en caja de resonancia de advertencias, amenazas, declaraciones, comunicados, reclamos, endurecidas respuestas presidenciales desde una abandonada población fronteriza e irónicas contrarréplicas municipales desde Disneylandia.
El caso de la provincia 23, que quizás nunca se concrete porque la decisión final la tendrá el congreso gutierrista-alvarista-nebotista-, ha desnudado los vacíos e inconsistencias del periodismo ecuatoriano.
Registrar cada ofensa y agresión verbal de los contendientes no es hacer información. Es convertir los espacios periodísticos en un ring de boxeo.
Probablemente los medios se confunden por los falsos ecos de lo que publican: imponen el tema como punto central de la agenda informativa y reciben aplausos del centenar de personajes (0,0001 por ciento de la población) que intentan convencer al país de que su interés particular o de grupo es el interés de todos los ecuatorianos.
Si los medios repensaran su rol e hicieran periodismo responsable, debieran reflexionar sobre la importancia estratégica de cada noticia que publican y sus efectos para un país frágil, trizado y moribundo.
Pero la prensa insiste en dejarse llevar por las pasiones, actitudes viscerales y susceptibilidades de los “líderes de opinión”. Sin buscar las contrapartes y dar a todas el mismo espacio y relevancia -como aconsejan los manuales básicos de periodismo- sus primeras reacciones fueron inflar una parte del problema.
Hablaron con reiteración de lo que perdería Guayas con la provincia 23, pero no hicieron información contextual y documental: más allá de que el suscriptor del proyecto sea el presidente Correa, ¿los periodistas han investigado las razones históricas que llevaron a tres cantones guayasenses a sentirse marginados frente al espectacular crecimiento de una parte de Guayaquil, cantón central de la misma provincia?
Tampoco cumplieron otro requisito básico del buen periodismo: ponerse en los zapatos de los otros, caminar las calles de los tres cantones, recoger los sentimientos de la gente común, percibir la sensación de sentirse marginado.
¿Los periodistas sabían que el alcantarillado en Santa Elena solo llega al 40 por ciento o que en Salinas el 30 por ciento de su población no tiene agua potable? Si lo sabían, ¿por qué no lo dijeron antes? ¿Por qué no fijaron responsabilidades y exigieron rendición de cuentas? Si no lo sabían, ¿qué clase de periodismo hacen por sus ciudadanos?
Con el caso de la provincia 23, muchos medios –críticos de la demagogia, el populismo y el efectismo- han hecho demagogia, populismo y efectismo. Mientras los titulares de la prensa celebran el gancho de derecha de Nebot contra el jab de izquierda de Correa, tanta agresividad, promovida por la prensa, terminará en un K.O. que echará abajo lo poco que del país queda en pie.

jueves, marzo 01, 2007

¿Sabe usted qué día es hoy? Una trampa para ciudadanos desprevenidos

Me imagino. Solo me imagino cómo se solazará el perspicaz periodista de radio luego de su tarea cumplida: hacerles ver a los ciudadanos como perfectos idiotas.
Tendrá un rostro de complacencia. Seguramente dibujará una sonrisa burlesca. Diez o más víctimas de su sagacidad, de su perspicacia, de su profesionalismo. Diez o más víctimas de la pregunta: ¿sabe usted qué fecha celebramos hoy?
Seguramente esos diez o más víctimas del docto periodista, ese momento tenían otras prioridades, no precisamente salir a las calles con la lección aprendida, sospechando que un académico comunicador se le cruzaría por su camino para abordarlo con la repregunta “Sí, está correcto, es la Batalla de Tarqui, pero ¿recuerda la fecha?”
Y la inquietud que nos asalta es: ¿Está para eso la prensa? ¿Estamos para poner cáscaras de guineo al ciudadano común, restregarle en la cara su aparente ignorancia?
¿Debe la prensa generar dudas? o dar soluciones
Al final del inquisidor ejercicio, nada.
Solo el comentario de que todos deberíamos saber los detalles de esa historia inventada, acomodada a los intereses de pocos, en la que nada ni nadie, incluidos los medios de comunicación, han hecho reparos, investigaciones serias o algo por el estilo.
Nada. Ninguna reseña histórica, radioteatro o cualquier iniciativa que aporte por parte del docto periodista a desterrar la aparente ignorancia del ciudadano común.
Y entonces volvemos a pensar en esa concesión que la sociedad –o sea esos mismos ciudadanos a los que se les para ante la grabadora inquisidora en cada fecha histórica- hace a los medios para que manejemos el espectro de la comunicación para ser útiles. Para llenar de respuestas y soluciones a la vida cotidiana.
La verdad es que si un ciudadano no sabe el origen de una fecha histórica, el medio debería asumir su responsabilidad de educar y no limitarse a la tramposa tarea de saltar a las calles y sorprender a desprevenidos ciudadanos con la pregunta de ¿sabe usted qué fecha celebramos hoy?

Y usted, que no importa si no sabe qué fecha celebramos hoy, ¿qué opina?

viernes, enero 19, 2007

La biografía no autorizada de Evo Morales


Ricardo Tello
Cuando ingresó al auditorio de la Fundación por el Nuevo Periodismo Latinoamericano de Gabriel García Márquez, en Cartagena de Indias, Colombia, llamó la atención por su larga cabellera agarrada por una especie de cordón negro. Y por su juventud.
Darwin Pinto Cascán, para sus escasos 23 años, tenía bastante trayectoria periodística acumulada en El Deber, un diario boliviano donde tiene su trinchera.
Dueño de una gran capacidad de visualizar imágenes a través de textos, Darwin es uno de los dos periodistas jóvenes que se han arriesgado a escribir una biografía no autorizada sobre Evo Morales, líder cocalero que llegó a la presidencia de Bolivia.
El otro es Roberto Navia, a quien conocí en Sao Paulo, Brasil, durante el Primer Encuentro Latinoamericano de Investigación Periodística.
Formalito, desde su peinado hasta su forma de vestir, en apariencia es lo opuesto a Darwin. Pero en el fondo tiene las mismas motivaciones de todo periodista joven, ético y comprometido con lo latinoamericano.


- ¿Por qué una biografía de Evo Morales?

Porque es un hombre del que se habla mundialmente al que no conoce casi nadie. Por que es parte importante en el presente de Bolivia y, para bien o para mal, será parte fundamental en su historia. Nueve millones de bolivianos dependemos de lo que él decida.

- En el espectro de la red mucho se ha comentado sobre esta biografía concebida como “no autorizada”. ¿Por qué?

La cualidad de “no autorizada” no es un gancho amarillista como se pudiera pensar, sino más bien, es una garantía de que el escrito está basado en documentos y testimonios sin ningún tipo de censura. Lo malo de una biografía autorizada, es que el personaje te puede mentir o te puede decir cosas que le interesa que se sepan, dejando de lado otras, que no por ser poco decorosas, dejan de ser parte de su vida.

- Una biografía “no autorizada” demanda un incuestionable apego a la fidelidad de los hechos. ¿Cómo sistematizaron la recolección de datos?

La biografía está organizada cronológicamente. Primero recorrimos todo el país detrás de las huellas de la vida de Evo (no sé cómo pudimos hacer eso y mantener nuestro trabajo de periodistas al mismo tiempo). Una vez tuvimos el material, empezamos a clasificarlo cronológicamente, y después hicimos una pauta en la que nos distribuimos los capítulos que haría Roberto y los que haría yo.

- ¿Han tenido problemas con organismos de seguridad del Estado, se han sentido en peligro o todo lo contrario, hay apertura para un trabajo de este tipo sobre alguien que al momento representa el poder democrático?

La biografía ha salido al mercado el pasado martes. En Bolivia hay un fuerte estado confrontacional (movimientos sociales apoyados por el Gobierno que quieren hacer justicia tras 500 años de humillación VS sectores mestizos e indígenas del Oriente que no quieren ser atropellados por estas reinvindicaciones justas, pero mal enfocadas, ya que vulneran la constitución política del Estado), y esperamos las reacciones al libro recién la próxima semana. En un tal Evo..Biografía no autorizada, hemos tratado de ser objetivos, y eso quizá nos genere problemas. Los masistas nos acusarán de oligarcas, y los oligarcas nos tildarán de masistas. Pero no será el miedo el que nos impida aportar con este documento a historia de este país. Los organismos de seguridad del Estado están trabajando mucho en estos días. Hace poco secuestraron a un cubano anticastristas y lo expulsaron para Colombia.

- Seguramente hay descubrimientos que definen la personalidad no pública de este líder cocalero, forjado en las luchas reivindicativas. ¿Cuáles consideran las más importantes?

El papel fundamental de su padre que lo llevó a andar por desiertos, por montañas, por cañaverales conociendo gentes de todos colores y clases…la enseñanza que el viejo Morales le dio a Evo sobre la necesidad de los hombres dignos. También las lecturas que escuchaba Evo sobre Mao Tse. Esos libros se los leía por las noches,en clandestinidad un primo suyo perseguido por subversivo. Sus años de trompetista fueron claves porque siguió viajando por el país, su llegada al Chapare huyendo de un desastre natural de su natal Orinoca, la muerte de sus padres, los atentados contra él por parte de los militares, su incursión en la Politíca..Muchísimas cosas que se hallan en el libro, como el hecho de que el MAS, la sigla del movimiento de Evo, originalmente era un ala de la Falange Socialista Boliviana, osea, la derecha en toda su magnitud.


- El tema de la fidelidad siempre será una preocupación. ¿Los detalles que ustedes revelan construyen históricamente al personaje, o un perfil, nada más, del personaje?

Evo tiene un tremendo problema de afectos. Cuando muere su padre, mueren con el viejo Dionisios los afectos de Evo. Sus amores o desamores no significan nada parea él. Lo importante para Evo radica en lo colectivo y en lo étnico. Vainas de mujeres no le quitan el sueño. Él es fiel sólo con sus ideas de reivindicar a los pueblos indígenas, aunque para eso tenga que fracturar el país y enfrentarse con la otra mitad de los bolivianos blancoides-mestizos que quieren vivir en paz y que no tienen la culpa del marginamiento indígena de 500 años. De que la oligarquía saqueó Bolivia por 500 años es cierto, pero no fuimos los departamentos del oriente y el sur del país los que lo hicimos.

- Al final del trabajo, ¿sienten que es un aporte? ¿Por qué?

En un país lleno de panfletería política, este libro es un humilde aporte (lo reporteamos por cinco años y lo escribimos en nuestras tres semanas de vacaciones) porque está escrito sin apasionamientos políticos ni regionales. La idea es que en el futuro, los que quieran saber que pasó en este tiempo, no se encuentren con libros-armas, escritos por uno u otro bando. La única pasión que entró en el libro fue la periodística, y en la medida de las posibilidades, la literaria también.

- En lo profesional, ¿qué representa este trabajo para ustedes?

Es un libro sobre alguien de cuyas decisiones dependemos 9 millones de Bolivianos. Nada más.