viernes, marzo 19, 2010

Yasuní, un ecosistema ¿con los días contados?


Artículo publicado en (o) ecco de Brasil

Fue la primera vez que compartía una asignación con mi compañero fotógrafo Francisco Ipanaqué: recorrer durante diez días la provincia de Sucumbíos, frontera con Colombia, en la zona de mayor presencia guerrillera de las FARC, en busca de zonas que puedan atraer al turismo local e internacional.

¿Propuestas de turismo en Sucumbíos? La idea me retumbó en la cabeza por la gran cantidad de noticias relacionadas con la violencia armada, precisamente en aquella zona.

Partimos desde Quito, capital del Ecuador, 14 kilómetros al sur de donde la línea ecuatorial divide en dos hemisferios al planeta. Descendimos por la cordillera oriental, pasamos al pie del Reventador, un volcán activo que en más de una oportunidad, en la última década, ha cubierto de ceniza a la capital de los ecuatorianos.


En la zona urbana y periurbana, es decir en el corazón de los asentamientos colonos en Sucumbíos y en su entorno inmediato, los efectos de la explotación petrolera eran evidentes: piscinas negras y viscosas, torres metálicas de las cuales salían enormes lenguas de fuego, vegetación reducida a una hojarasca amarillenta y seca, tubería oxidada cortando la exuberante capa vegetal desde y hasta donde se perdía la vista.

Para huir de aquel panorama, avanzamos hasta un embarcadero en el río Cuyabeno. Abordamos una pequeña panga que durante cuatro horas nos internaría hacia el este, en busca de los humedales.

Justo cuando el sonido del motor fuera de borda empezaba a adormecernos, el guía detiene la marcha; camina tambaleante al centro de la embarcación ante nuestra mirada absorta y con la mano derecha da breves golpecitos en la borda de estribor. Tras quince segundos –que fueron como horas en medio de ese infinito silencio - el melón de un delfín rosado se asoma tímidamente, emite un resoplido y nuevamente se sumerge.

La experiencia nos había dejado atónitos: ¡Cetáceos de agua dulce!

Fue como despertar del aletargamiento del viaje. En torno a nosotros ya no estaba ninguna de las dos orillas del río. La inundación rodeaba las copas de los árboles. Habíamos llegado a la reserva del Cuyabeno, vecino más próximo y hermano menor de la reserva del Yasuní, en donde está una de las biósferas más grandes y completas del mundo.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegra que personas de otros países como tú hayn conocido una de las más grandes y completas reservas de la biósfera del planeta como es Cuyabeno y el Yasuní, la cual estaría en peligro de desaparecer si se empieza a explotar el petróleo que hay en esa zona y que acabaría con gran parte de esa flora y fauna.
Por ello, es importante que el mundo apoye el Proyecto del Gobierno ecuatoriano que busca dejar bajo tierra el petróleo de esa zona amazónica ecuatoriana, a cambio de que la comunidad internacional destine recursos económicos. Reportajes como los tuyos son muy importantes en este sentido.

Anónimo dijo...

Me alegra que personas de otros países como tú hayn conocido una de las más grandes y completas reservas de la biósfera del planeta como es Cuyabeno y el Yasuní, la cual estaría en peligro de desaparecer si se empieza a explotar el petróleo que hay en esa zona y que acabaría con gran parte de esa flora y fauna.
Por ello, es importante que el mundo apoye el Proyecto del Gobierno ecuatoriano que busca dejar bajo tierra el petróleo de esa zona amazónica ecuatoriana, a cambio de que la comunidad internacional destine recursos económicos. Reportajes como los tuyos son muy importantes en este sentido.

NELSON SILVA